Quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos

Quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos
Ricardo Carpani, 1991, acrílico sobre papel

28/01/2010

Haití: Ocupación militar, siglos de pillaje ...

Haití: Ocupación militar, varios siglos de pillaje y superexplotación y algunas semanas de migajas humanitarias

Por Alejandro Teitelbaum


I. Historia de un genocidio y de un ecocidio

Cuando Colón llegó en 1492 a la isla que llamó La Española (Haití y Santo Domingo) se encontró con un verdadero vergel ocupado por una gran población nativa que vivía pacíficamente.

Pero ya desde comienzos de los 1500 los españoles comenzaron a devastar la isla y a diezmar a sus pobladores con el trabajo forzado y con la represión cuando se sublevaban, hasta el punto que, a mediados del siglo XVI, debieron comenzar a reemplazarlos con africanos esclavizados que también explotaron salvajemente, los que también no tardaron en rebelarse.

A mediados del Siglo XVII los españoles abandonaron una parte de la isla, la que fue ocupada por los franceses quienes continuaron la obra genocidiria y desvastadora de sus predecesores, con buenos resultados para ellos: en 1700 Haití era el primer productor mundial de caña de azúcar.

Cuando se trata de despojar a otros pueblos los ingleses no suelen estar ausentes: en el siglo XVII piratas de esa nacionalidad se apostaron en la isla Tortuga, al norte de Haití, para atracar a los barcos españoles y en 1794 ocuparon Puerto Prícipe.

En el momento de la conquista española la isla estaba cubierta en un 80 por ciento de bosques compuestos de variadas especies: cocoteros, mangos, papayas, caoba, ceibos, tamarindos...

En el siglo XVIII los cultivadores de caña, especies, café, índigo, procedieron a una deforestación masiva para dar lugar a sus cultivos y durante la Segunda Guerra Mundial los estadounidenses aceleraron la deforestación para plantar sisal y hevea.

Los Duvalier completaron la obra explotando sin freno los bosques de maderas nobles, como la caoba.

Es así como a comienzos del siglo XXI la superficie de los bosques, que en el momento de la conquista ocupaba el 80 por ciento del territorio, en Haití se ha reducido al 2 por ciento y en Santo Domingo al 30 por ciento, con tremendas consecuencias ecológicas y climáticas .

II. La primera República de América Latina y el Caribe y la primera República negra del mundo.

Hace algo más de 200 años, el 1º de enero de 1804, la población negra de Haití tuvo la insolencia de abolir la esclavitud y proclamarse República independiente. Fue la primera República independiente de América Latina y el Caribe, y la primera república negra del mundo.

Esa insolencia la está pagando, en términos de racismo y de neocolonialismo, hasta el día de hoy.

La abolición de la esclavitud en Haití suscitó temores de que cundiera el ejemplo entre los esclavos de la posesiones coloniales europeas vecinas y en los Estados Unidos, donde exitió la esclavitud hasta la guerra de Secesión,en el decenio de 1860.Por ese motivo, Haití sufrió un largo período de aislamiento internacional.

La rebelión general de los esclavos comenzó en Haití en 1791.

En 1792 la Asamblea Nacional Francesa decidió otorgar la ciudadanía a los hombres libres de color y en 1794 la Convención Nacional Francesa declaró abolida la esclavitud de los negros en todas las colonias francesas.

Pero en 1802 Napoleón, que se propuso restablecer la esclavitud en las colonias, envió a Haití una expedición militar de 24000 hombres al mando de su cuñado el general Leclerc, que logró al comienzo el acatamiento de una parte de los haitianos bajo la falsa promesa de no restablecer la esclavitud

Toussaint Louverture, con otra parte de los haitianos, no se dejó engañar y lucharon contra los franceses con suerte desigual.

En mayo de 1802, Toussaint ofreció su capitulación a cambio de quedar libre y de que sus tropas se integraran en el Ejército francés, condiciones que los franceses aceptaron. Pero la doblez de los franceses quedó al descubierto al llegar noticias de la reinstauración de la esclavitud en otras colonias como Guadalupe y de la captura mediante engaños de Louverture el 7 de junio y su envío a Francia dónde estuvo encarcelado en duras condiciones hasta que murió en 1803.

Entonces los rebeldes reiniciaron con más fuerza los combates y finalmente derrotaron al ejército enviado por Napoleón y entraron a Puerto Príncipe en octubre de 1803. Las fuerzas francesas, que había perdido varios miles de hombres, a su comandante el general Leclerc y a varios otros generales, evacuaron la isla en diciembre de 1803, proclamándose la República el 1º de enero de 1804.

Desde entonces y hasta ahora los haitianos han debido soportar invasiones (de USA desde 1915 a 1934) dictaduras bajo el alto patrocinio de los Estados Unidos, golpes de Estado y nuevas invasiones.

III. Aristide, primer presidente de Haití democráticamente elegido, expulsado por Estados Unidos y Francia..

Cuando Aristide, el primer presidente de la historia haitiana elegido democráticamente, asumió el Gobierno en Haití en febrero de 1991, propuso aumentar el salario mínimo de 1,76 a 2,94 dólares por día. La Agencia para la Inversión y el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID) criticó esta iniciativa, diciendo que significaría una grave distorsión del costo de la mano de obra. Las sociedades estadounidenses de ensamblado radicadas en Haití (es decir la casi totalidad de las sociedades extranjeras) concordaron con el análisis de la USAID y, con la ayuda de la Agencia Central de Inteligencia, prepararon y financiaron el golpe de Estado contra Aristide de setiembre de 1991 . Como la reacción internacional (el embargo) y el caos interno paralizaron las labores de las empresas estadounidenses en Haití, las tropas de ese país restablecieran a Aristide en el Gobierno en 1994 y aseguraran al mismo tiempo la impunidad y un confortable retiro a los jefes militares golpistas.

Las fuerzas armadas de los Estados Unidos, que intervinieron en Haití con el aval del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se apoderaron en dicho país de la documentación referente a las violaciones de los derechos humanos cometidas por la dictadura militar y probablemente de las pruebas de la intervención de la CIA. Las autoridades de los Estados Unidos continúan reteniendo dicha documentación, pese a los reclamos que se le han formulado en diversas ocasiones .

En 2004 se repitió el libreto de 1991, con Aristide, que había sido reelegido en 2001, políticamente desprestigiado, sitiado económicamente por Estados Unidos y asfixiado por el Fondo Monetario Internacional. Esta vez la expulsión de Aristide fue orquestada por Estados Unidos con Francia como segundo violín y legitimada ex post facto por el Consejo de Seguridad. Aristide había tenido, además, la imprudencia de reclamarle a Francia la devolución de la “ indemnización” que le pagó Haití en el siglo XIX , estimada al cambio actual en 21 mil millones de dólares.

En efecto, Francia le cobró a Haití por su independencia.

En 1814 Francia le exigió a Haití una indemnización de 150 millones de francos oro, que en 1838 rebajó a 90 millones. Cuando Haití aceptó el reclamo, Francia la reconoció como nación independiente y comenzó a percibir las cuotas de la indemnización que Haití terminó de pagar en 1883.

Como de costumbre en estos casos, en seguida después del derrocamiento de Aristide en 2004, se reunió en Washington una “Conferencia de donantes”. Un año después, de los 1080 millones comprometidos en la Conferencia, habían llegado a Haití 90 millones, la mitad de los cuales destinados a organizar las elecciones.

Lo que si llegó fue la MINUSTAH (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití) creada por el Consejo de Seguridad el 30 de abril de 2004, la que usando como pretexto la proliferación de delincuentes armados, realizó verdaderas masacres en Cité Soleil, el barrio más pobre de Puerto Príncipe y bastión de los partidarios de Aristide, el 6 de julio de 2005 y los días 16, 22 y 28 de diciembre de 2006, utilizando ametralladoras pesadas, cuyas balas atravesaban de lado a lado las miserables casas, como si fueran de papel.

IV. Un terremoto providencial

Esta vez el terremoto ahorró a los yanquis la etapa de bombardeos previa al desembarco, como ocurrió en Panamá en 1989, donde destruyeron totalmente el barrio de Los Chorrillos y causaron 2000 muertos.

Diversas instituciones, Médicos Sin Fronteras y otras, denunciaron que el despliegue militar yanqui impidió la ayuda sanitaria urgente de los primeros momentos.

A causa de la carencia de material, declaró a Reuters el 21 de enero Françoise Saulnier, directora jurídica de MSF, cinco pacientes fallecieron en el centro médico instalado por MSF. Continuó diciendo: “La cirugía es una prioridad urgente en tales catástrofes. Están los tres primeros días para sacar a la gente de los escombros, los tres días siguientes para hacerles las intervenciones quirúrgicas y después la comida, el abrigo, el agua. Se mezcló todo, la atención a la vida de la gente se atrasó en tanto que la logística militar que puede ser útil al cuarto o aun al octavo día, atestó el aeropuerto”. Según Saulnier los tres días que se perdieron crearon importantes problemas de infección, de gangrenas y hubo que hacer amputaciones que se hubieran podido evitar.

V. El Consejo de Seguridad de la ONU, como siempre, al servicio de las grandes potencias.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que se reune en menos de 24 horas cuando el tema interesa a las grandes potencias, tardó una semana en reunirse y adoptó como única decisión aumentar el contingente de la MINUSTAH a 8940 militares y 3710 policías. Le dio una semana de ventaja a Estados Unidos para tomar la iniciativa e instalarse militarmente en Haití.

Cuando en setiembre de 2009 se discutió en el Consejo de Seguridad la prórroga del mandato de la MINUSTAH varios diplomáticos plantearon la necesidad de darle una nueva orientación a dicha Misión. El representante de Costa Rica dijo que lo que necesitan los haitianos es un porvenir mejor y para poder comer contar con un sector agrícola dinámico. Se preguntó por qué proseguir a un enorme costo la militarización de la MINUSTAH y la reconstitución de las fuerzas armadas si Haití no es objeto de ninguna amenaza exterior y dijo que era urgente superar el obstáculo que constituye el régimen de propiedad de la tierra.

Pero una vez más se impuso la voz del amo.

El acuerdo de días recientes entre el Jefe de la MINUSTAH y el embajador yanqui en Haití, estipula que la responsabilidad de los socorros internacionales recae en la ONU y que la fuerza militar estadounidense continuará operando bajo comando yanqui.

VI. ACTUALMENTE HAY EN HAITÍ UNOS 18.000 SOLDADOS ESTADOUNIDENSES Y 12.000 SOLDADOS Y POLICÍAS DE LA MINUSTAH, ES DECIR UNA FUERZA MILITAR, EN PROPORCIÓN A LA POBLACIÓN Y AL TERRITORIO, EQUIVALENTE A LAS FUERZAS ARMADAS DESPLEGADAS EN AFGHANISTÁN Y EN IRAK.

Es obvio que la ocupación yanqui forma parte de la estrategia de consolidarse militarmente en la región (etapa precedente golpe en Honduras) y que no se detendrá en la prosecución del objetivo de intentar recuperar íntegramente el “patio trasero”, mientras patina militarmente y pierde rápidamente terreno en el plano económico en otras partes del mundo. China ya es, en las finanzas y en el comercio internacional, la primera potencia económica mundial.

VII. ¿El aumento del salario mínimo como detonador?

Específicamente en cuanto a Haití el elemento desencadenante de la ocupación militar puede haber sido el mismo que el del Golpe de Estado de 1991 contra Aristide: la cuestión del aumento del salario mínimo, que es vital para las maquiladoras transnacionales, que cuentan en Haití, muy cerca de los Estados Unidos, con una de las manos de obra más baratas (si no la más barata) del mundo.

El salario mínimo en Haití estaba fijado desde mayo de 2003 en 70 gourdes por día , esto es 1,75 dólares, el mismo salario en dólares que había en 1991, cuando Aristide lo quiso aumentar a 2,94 dólares En 2007 se produjo un enorme aumento de los precios de los productos básicos. Teniendo en cuenta la inflación, el salario mínimo industrial debería situarse entre 550 y 600 gourdes diarios. Después de dos años de discusión, el Parlamento aprobó en abril de 2009 un aumento del salario mínimo a 200 gourdes, es decir algo menos de 5 dólares diarios. El Presidente de la República y el Gobierno haitiano se rehusaron a ordenar la promulgación de la nueva ley.

Se produjeron entonces grandes manifestaciones de estudiantes y trabajadores reclamando la promulgación de la ley, las que fueron violentamente reprimidas por la policía haitiana y la MINUSTAH, confirmando esta última su papel de gendarme de las maquiladoras transnacionales y de la burguesía haitiana.

Finalmente en agosto de 2009 se llegó a una “transacción” entre el Presidente Preval y el Parlamento y se fijó el salario mínimo en 150 gourdes diarios (unos 3,50 dólares).

Totalmente insuficiente para vivir pero inaceptable para las maquiladoras.

Quizás este miserable aumento del salario mínimo puede explicar, por lo menos en parte, la ocupación de Haití por las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Como fue el caso con el golpe militar de 1991 .

VIII. El robo y la apropiación de niños

Haití tiene una larga historia de robos de niños, adopciones ilegales e incluso de vehementes sospechas de tráfico de órganos de niños.

Después del terremoto se constatan numerosas violaciones, en distintos grados, del tantas veces invocado “interés superior del niño”. Desde el robo de niños denunciado por UNICEF, hasta la “aceleración” de los procedimientos de adopción, pasando por la expatriación de niños haitianos con fines “humanitarios”.

Todo ello en violación de la Convención de los derechos del niño, de la Convención sobre Adopción Internacional, de las Directrices de la Oficina del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados sobre la protección de los niños en caso de conflictos armados o catástrofes naturales y de las recomendaciones de UNICEF y en contra de lo que sostienen los organismos especializados en el sentido de que, en circunstancias como las que está atravesando Haití , hay que PARALIZAR los procesos de adopción, no hay que iniciar nuevos, no hay que usar indebida y abusivamente la calificación de huérfanos, sino de “niños no acompañados” hasta que no se sepa con certeza la suerte corrida por sus padres y su familia próxima. E insisten en que hay que evitar la expatriación de los niños, para evitar que se les sume al trauma de la catástrofe, el trauma de separación abrupta de su medio habitual y de la ruptura de todo lazo familiar.

Holanda se llevó de Haití en un vuelo 109 niños que, al parecer, ya se hallaban en proceso de adopción, Estados Unidos se llevó 53 niños a Pittsburg “para mejorar su estado de salud, aunque informaciones aseguran que ello facilitará los procesos de adopción por parejas que reúnan los requisitos”. Es decir que debe entenderse que esos 53 niños ni siquiera estaban en proceso de adopción. Francia ya expatrió a más de 120, al parecer como resultado de una “aceleración” del proceso de adopción.

Según una portavoz del UNICEF, Veronique Taveau, la política del organismo internacional es lograr la reunificación de la familia a toda costa y en ese sentido expresó su preocupación por la decisión de algunos países de acelerar los trámites de adopción.

Incluso cuando el trámite de la adopción está terminado “Las Autoridades centrales de ambos Estados se asegurarán de que el desplazamiento se realice con toda seguridad, en condiciones adecuadas y, cuando sea posible, en compañía de los padres adoptivos o de los futuros padres adoptivos”, como indica el artículo 19 inciso 2 de la Convención sobre la Adopción Internacional.

Es decir que en circunstancias tan dramáticas como éstas, los padres adoptivos deberían ir a buscar al niño adoptado y no esperarlo en el aeropuerto de llegada.

En resumen, no se trata de “ayudar” a Haití sino respetar a su pueblo en tanto que seres humanos, de devolverle lo que es posible devolver de todo lo que le ha despojado en 500 años. En dinero, en reforestación, en desarrollo agrícola diversificado, en equipos, en reconstrucción, etc.

Y, como primera prioridad, evacuar todas las fuerzas armadas extranjeras de su territorio.


Fuente: Argenpress - 28/01/10

25/01/2010

"Ni un paso atrás"

El sentido del “ni un paso atrás” - Por Maria de los Angeles Fernandez-Ramil*

La derecha chilena acaba de ganar las elecciones presidenciales, la quinta desde que se recuperara la democracia en 1990. No faltan los que afirman que, dados los consensos políticos existentes en Chile en materia económica y la amplia tradición de cooperación política, resulta indistinto quién gobierne. Aunque se acepte que ello pudiera ser cierto, existe un sector que resultará perdedor con este resultado y ésas somos las mujeres. A pesar de ello, buena parte de la población femenina no lo entendió así. Las mujeres votaron menos por Frei que por Piñera, tanto en primera como en segunda vuelta. Habrá debates acerca de si las chilenas experimentaron una regresión hacia el voto conservador, tendencia que se había manifestado desde que se recuperara la democracia hasta que, con Bachelet como candidata, hubo un cambio.

No deja de resultar irónico que Eduardo Frei, el candidato del oficialismo, ya no pudiera capitalizar en primera vuelta no sólo el hecho de que la primera mujer que llega a la presidencia del país procediese de su propio sector, sino que los avances experimentados en materia de género en la historia política reciente de Chile se deben a la gestión de la Concertación. Antes de 1990, nacían en Chile tres tipos de hijos (naturales, legítimos e ilegítimos), se pagaba la asignación familiar al padre, las mujeres trabajadoras estaban imposibilitadas de amamantar a sus hijos, las trabajadoras de casa particular carecían de fuero maternal, la participación laboral femenina alcanzaba al 31 por ciento, se exigía el test de embarazo para postularse a un empleo, el acoso sexual parecía como algo obvio, la violencia familiar era invisible, el embarazo limitaba tanto el trabajo como la continuidad de los estudios, no existía un sistema de protección preferencial e integral para la primera infancia, la ley de matrimonio civil no contemplaba el divorcio y se utilizaba el fraude de las nulidades y así suma y sigue. La mirada femenina comenzó a estar presente en las políticas públicas desde 1990 a la fecha, no antes. Es cierto que podría haberse andado más rápido, pero también es cierto que, antes de recuperar la democracia, lo que existía era un páramo sombrío para las mujeres.

Michelle Bachelet supone un antes y un después en materia de equidad de género, no tanto quizá por la producción legislativa de su gobierno, sino por haberle dado estatura de Estado a estos temas a través de su discurso, por haber reivindicado la experiencia femenina a través de su liderazgo y haber nombrado gabinetes paritarios. Quizá las mujeres de la Concertación acuñaron el término “ni un paso atrás” para la actual campaña pensando en el retroceso posible que experimentarían en el Ejecutivo, al asumir un varón, puesto que no es una medida ni obligatoria ni vinculante. A ello se suma que no existe en Chile una ley de cuotas, lo que lo convierte en una anomalía en la región. Sin embargo, frente a una derecha cuya visión de la situación de las mujeres en la sociedad se establece en base al orden de género tradicional y su adscripción a las funciones de esposa y madre únicamente, la consigna cobra un sentido dramático. Junto con un evidente retroceso, es probable que debamos asistir al regreso de un discurso paternalista y condescendiente en estos temas, así como a un freno a las reivindicaciones de reconocimiento y autonomía de las mujeres.

* Politóloga chilena, Directora Ejecutiva de Fundación Chile 21. www.chile21.cl

Fuente: Página 12 - LAS 12 Viernes, 22 de enero de 2010 - EL MEGAFONO

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20/01/2010

Haití

Haití - 19.01.10



Haití le reclama a Estados Unidos la isla de Navaza. Pero hoy, Estados Unidos está llevando unos diez mil militares a Hatí. ¿Terremoto y saqueo han dicho? Parece que hay una relación muy estrecha entre catástrofe y geoestrategia. ¿Doscientos mil muertos? En un país de unos nueve millones ... entonces perdió un dos por ciento...

Leyendo a Eduardo Galeano me enteré de que Haití tiene la misma densidad que Alemania (pero en una geografía un poco menos extensa que la de Bélgica). Es un país en el que durante el siglo veinte Estados Unidos puso y sacó gobernantes o dictadores a repetición. En 2009 el PBI fue de 7.000 millones de dólares. Desde 2006 el presidente es René Preval, sin mando efectivo. Tampoco la ONU está en condiciones de servir de pivote articulador de la ayuda internacional. Venezuela y Francia criticaron acerbamente el papel que Estados Unidos está jugando, a lo que cabe agregar las críticas en sentido similar de Nicaragua, Cuba y Bolivia y las denuncias para con Brasil por sus envíos de armas para reprimir.

Los haitianos están desesperados por el hambre y los estigmas que el tormento natural causó sobre la aflicción bisecular que ya se abatía sobre ellos. Para ellos, mirar delante es encontrarse todavía como sobrevivientes del terremoto con el duelo y las amenazas de brotes epidémicos en contraste con el ballet propagandístico de los organismos y gobiernos que los ayudan.

Fue un territorio con poblaciones que no conocimos. Algunas le dejaron ese nombre de Tierras Altas en una lengua vernácula. Había sido parte de la Hispaniola. Sería luego la colonia más rica de Francia, con las plantaciones de caña de azúcar y africanos esclavos. Y hacia ese Caribe despacharon una guillotina en tiempos de revolución, cuenta Alejo Carpentier, en El siglo de las luces, con el decreto del 16 lluvioso del año II por el que se abolía la esclavitud. Pero la libertad vendría con la lucha grande encabezada por Toussaint Louverture. Y por último se le escaparon a Napoleón y crearon Haití. Y en 1815, Pétion pudo ayudar a Bolívar.

Haití es un hito precursor de la Latinoamérica que surge de las herencias de las luchas de la Independencia. Haití fue la primera. Pero padeció un largo período de marginación racista. Al que Galeano denuncia así: “La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización occidental”.

Latinoamérica también ha participado en el racismo de la civilización occidental. Dentro de cada uno de nuestros países lo conocemos y sabemos que el racismo antinegro, antiindio, antipobre fue uno de los elementos de la hegemonía ideológica y política de nuestras oligarquías, de las clases dominantes que cogestionaron el poder con las grandes potencias.

Haití es hoy una convocatoria para Latinoamérica. Su situación reclama una conciencia latinoamericana que sólo está en proceso de autoconciencia, pero que debe comprender que lo que pasa en Haití no nos es ajeno.

José Martí estuvo residiendo en Haití o yéndose y volviendo, entre 1892 y 1895, amparándose en sus historias y en las manos tendidas de los haitianos, mientras buscaba los caminos de la libertad de Cuba, otro de los caminos de la libertad de Nuestra América.

La traición a Haití, forma parte de las traiciones de las oligarquías a todos los pueblos latinoamericanos. El hondo drama de hoy no debe ser un pretexto samaritano para que los norteamericanos se queden con Haití, ni para que las cosas queden como estuvieron para los haitianos. ¡Que viva una Latinoamerica unida con justicia social!



Roberto Páez González

17/01/2010

UNA PRESIDENTA DECIDIDA, QUE NO SE HA ARREDRADO, Roberto Páez González

Una presidenta decidida, que no se ha arredrado
Por Roberto Páez González* – 17.01.2010

El cuestionamiento de cuño neoliberal contra la decisión presidencial relativa al Fondo del Bicentenario cuestiona simultáneamente la soberanía política, la independencia económica, la justicia social y la unidad sudamericana y latinoamericana a las que aspiramos, ya que se opone a la vigencia del sufragio universal, a que el gobierno oriente la política económica nacional y le dé un carácter social inclusivo, porque limita en general el poder del Estado de intervenir en la economía, lo que lo discapacita, también, para ser un instrumento de las convergencias sudamericanas y latinoamericanas.

En cuanto al uso de las reservas del Banco Central ya se dieron nombres como “conflicto de poderes” e “institucional” o “diferendo”¹, pero ahí se refleja la resiliencia neoliberal, heredada con la democracia en 1983. A grandes rasgos: las adaptaciones ulteriores no modificaron este hecho: ni las del poder judicial, ni las mayorías cambiantes del poder legislativo, ni las iniciativas del poder ejecutivo. Algunos hitos que consolidaron la preeminencia neoliberal durante la dictadura y después: la ley de Entidades financieras de 1977, la Carta orgánica del Banco Central, de 1992. Instrumentos que subsisten.

Sin embargo, cabe resaltar que hubo períodos históricos en los que –aun con instrumentos legales y constitucionales de otra época- el gobierno pudo echar las bases de un cambio político y económico fundamental. El gobierno de Perón estuvo protagonizando esos cambios en plena vigencia de la Constitución de 1853, años antes de la reforma de 1949.

El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner está confrontado a una oposición destituyente que se ha manifestado en diversos planos, de los que destacamos la cuestión de las retenciones móviles y el tema del uso de las reservas del Central para el Fondo del Bicentenario. Como en el caso de la 125, hay una mesa de enlace con otros nombres: Redrado, Cobos, Carrió, entre otros (pues la lista es larga y sólo aparentemente heterogénea).

Tienen en común sostener la autonomía de la política monetaria, como si el Banco Central estuviese por encima del sufragio universal y, por consiguiente, por sobre la legitimidad del gobierno nacional. También tienen en común esgrimir criterios leguleyos por encima del interés nacional manifestado en la política de desendeudamiento de los gobiernos de Néstor Kirchner y el de la actual presidenta. Finalmente, existe la actitud de soberbia sibarita de una oposición que no quiere pagar ninguna deuda (una auditoría legislativo-judicial debió haber demarcado la frontera ética que determinara la deuda ilegítima al retorno de la democracia).

En consecuencia, se observa que los criterios con los que se oponen al gobierno nacional son harto dispares y sin fundamento serio en los planos político, económico y social, ya que o defienden el modelo neoliberal o no defienden ninguno, haciendo alharaca, no obstante, en favor de un respeto vacuo de las leyes, las cartas orgánicas y la opinión de ovejas conducida por Clarín y otros grandes medios.

Fue la llamada globalización financiera la que dio considerable impulso a esta condición de independencia de los bancos centrales, a consecuencia de la financiarización económica posterior a la inconvertibilidad del dólar, decidida por Nixon en 1971 y hasta la crisis llamada de las subprimes y sus secuelas, en las que se encuentra sumida la economía mundial².

El fondo del Bicentenario y la reapertura del canje de la deuda se proponen poner de manifiesto la aptitud de Argentina para cumplir con sus compromisos. Pero la capacidad de volver a los mercados y disponer de crédito externo disminuyendo el coste del dinero no es sólo una normalización, también comporta un interrogante sobre el papel del crédito internacional en la política económica nacional.

Como lo plantea Ferrer en el citado artículo, Argentina tiene una fuente de financiamiento basada en el ahorro interno, del orden del 30% del PBI esto es unos 100.000 millones de dólares. Los recursos para hacer frente a la deuda pública en pesos y en dólares se encuentran en el sistema financiero del país. Es posible tomar deuda pública y refinanciar los vencimientos de 2010 y más. Lo que plantea límites, al respecto, es la fuga de capitales, superior a los 40.000 millones de dólares, equivalente al 20 % del ahorro interno3.

Por tanto, la mejora de las condiciones externas no deben comprometer un modelo asentado durante estos años de crecer contando con medios propios en lo fundamental y reduciendo aún el peso de la deuda exterior.

Tal como fue planteado públicamente, el Fondo del Bicentenario se proponía dar la seguridad de que Argentina iba a cumplir con sus compromisos y de que existía una provisión de fondos para asegurarlo. La disminución del riesgo-país, conllevando el aumento del valor de los títulos públicos y la baja de las tasas de interés, beneficiaría no sólo a los tenedores de títulos públicos, sino también a los empresarios que desearan tomar crédito4.

En realidad, como dice Eric Calcagno: si las reservas quedan fuera del esquema de política económica del gobierno (flotación administrada), lo que se está planteando es abandonar el actual sistema cambiario para adoptar la flotación “pura”. En la actual coyuntura de excedente externo, esto significaría una apreciación del peso; es decir, un dólar barato (es textual).

No parece que muchos se animen a defender este cambio de orientación por el que la defensa de la moneda se traduciría en mayores tasas de interés y una política monetaria que provocaría recesión, con ajustes fiscales, de salarios y jubilaciones.

Pero esto es, ni más ni menos, lo que el Banco Central, con la fraseología de su independencia, estaría produciendo, en el caso de impedir la política económica propuesta por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Más en general, Calcagno denuncia el esquema neoliberal con esta pregunta retórica: ¿Puede existir un Banco Central “independiente” de las políticas de desarrollo económico?

“Pagar deuda es totalmente normal, como lo es para pagar importaciones, servicios de turismo, dividendos de la inversión extranjera, y otras utilizaciones análogas”, afirma Calcagno, quien aclara que “el manejo de los instrumentos de política económica propios de un Banco Central confiere gran parte del poder. Quien establece la tasa de interés, el tipo de cambio, el crédito y la emisión monetaria controla la base de los mecanismos económicos. Es un lugar estratégico porque si no alcanza para ejecutar un programa económico, puede impedir la ejecución de políticas alternativas”.

Frente a quienes aseguran que el año empezó mal, a raíz de este conflicto, podemos ver en el mismo una prueba de la confrontación entre dos modelos, aunque el neoliberal esté perfectamente claro a diferencia del que propone la presidenta, particularmente porque hay muchar cosas que decidir y porque para decidirlas hace falta el combate y la manifestación de las fuerzas sociales y políticas que la apoyen.

En ese sentido, el año empezó bien: con una presidenta decidida, que no se ha arredrado, que enfrenta a quienes pretenden haberle mojado la oreja con chapuzas procesales y la atacan con los medios de comunicación masivos de que disponen. Para una clase de argentinos que ha estado esperando tener presidentes dignos que tomen en sus manos la lucha por la justicia social, el año ha empezado bien.

No debemos subestimar que esta situación se produzca en un contexto hemisférico en el que el intervencionismo estadounidense se torna más ostensible. Cierto lavallismo omnipresente en una parte de la clase política argentina, con sus Carrió, Pinedo, Menem, se ufana de la radicalidad de su ortodoxia democrática en consonancia con las amenazas que deja flotar el Departamento de Estado norteamericano o las que ejecuta, como en el caso de Honduras o el de las bases en Colombia o las deambulaciones de la Cuarta Flota.

Estos líderes cipayos estaban esperando que perdiera Mujica, como esperan que gane Piñera, que se venga abajo Chávez, como antes se lo deseaban a Fidel Castro, que se vaya Lula, que todo les salga mal a Evo Morales y a Correa, que terminen de una vez con Lugo. Y quieren contribuir a la entrega de América del Sur con la caída de Cristina. Cristina no desconoce que quieren que renuncie y las instituciones lo pongan de presidente al “no positivo” Cobos.

Federico Bernal trae a colación que la creación del Banco Central, durante la década infame, respondió a un requerimiento de Londres y cita a Jorge Abelardo Ramos, para quien las motivaciones eran similares a las que los ingleses habían tenido para con la India: imponerles un “sistema monetario ... que facilite y estimule los intercambios comerciales en el interior del imperio británico más que los intercambios con el exterior y ... además ... retener en el círculo del imperio la finanza del comercio indio”5

En el mismo artículo, Bernal menciona los trabajos de Mario Rapoport en su Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003) en los que se menciona la creación del Banco Central con participación de asesores británicos y norteamericanos. Pero el proyecto finalmente aprobado se basó en un escrito de Raúl Prebisch, a la sazón el principal asesor de Federico Pinedo, en el que fundamenta los principios de una entidad independiente del gobierno, proyecto aprobado en 1935.

Ese Banco Central cesó durante el período 1945-1055, y en rigor desde 1943, con la renuncia forzosa de Prebisch, dice Bernal.

La experiencia histórica indica que la opción práctica del Banco Central es un elemento clave para configurar un modelo económico equilibrado y más bien autocentrado u otro con una inserción internacional subordinada a intereses extranjeros, con exclusión social y disgregado de los intereses de la Patria Grande

La opinión dominante durante la globalización financiera convierte a “la preservación del valor de la moneda en el objetivo excluyente de la autoridad monetaria”, afirma Tomás Lukin6, “subordinando así metas como el empleo y el crecimiento económico”. Lukin cuenta que “entre 1989 y 1994, 32 países establecieron la independencia del Banco Central y la lista continuó ampliándose en los años siguientes. Argentina lo hizo en 1992”.

Aunque hubo cambios en los últimos quince años éstos “se concentraron en puntos no problemáticos” y “pese a los avances registrados desde 2003, la matriz neoliberal en el BC permanece inalterada ante la falta de decisión política para impulsar una reforma de la Ley de Entidades Financieras, creada por Alfredo Martínez de Hoz en 1977. Y también en la Carta Orgánica del Banco Central, cuyo diseño lleva la firma de Domingo Cavallo”7.

Lukin reseña que “El impulso de la independencia del Banco Central está directamente vinculado con las reformas estructurales que se tradujeron en la retirada del Estado de la actividad económica”, lo que, en síntesis, grafica le plan de clivage de nuestra historia económica. Un gobierno que no puede controlar el Banco Central autárquico o que no puede apoyarse en él no puede echar mano de la política monetaria para crear empleo, incentivar la competitividad, promover el crédito o el financiamiento del déficit, lo que favorece la estabilidad de precios, en detrimento de políticas demagógicas cortoplacistas8.

El artículo de Lukin prosigue: “En Metas de Inflación, un documento publicado por el Cefidar9, Martín Abeles y Mariano Bozel cuestionan el entramado teórico detrás de esa fundamentación y señalan que los defensores de estos modelos “tienden a considerar a los gobiernos electos como agentes insensatos, ineptos y oportunistas, en tanto aprecia a las autoridades monetarias como funcionarios sensatos, idóneos y consustanciados con los intereses de los ciudadanos”10. Abeles y Borzel señalan, también, que la independencia de la autoridad monetaria “conforma ... un esquema institucional elitista, que, al independizar a la autoridad monetaria de los gobiernos electos, excluye al soberano de toda influencia sobre uno de los resortes fundamentales de la administración macroeconómica”.

Según Lukin, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, también cuestiona los fundamentos que impulsaron la creación de bancos centrales autónomos del gobierno central. En “Vulnerabilidad e Inestabilidad de las Economías Latinoamericanas”, el también economista resaltaba que “bancos centrales dependientes del gobierno central y comprometidos con políticas de crecimiento jugaron un rol fundamental en el desarrollo de países como Japón y Corea”. También recuerda Lukin que “la Reserva Federal –la banca central de Estados Unidos– conserva objetivos múltiples: promover el máximo nivel de empleo, precios estables y tasas de interés de largo plazo moderadas”11.

Como también lo recuerda Lukin, en 2007, Mercedes Marcó del Pont, entonces diputada oficialista, propuso modificar la la Carta Orgánica del Banco Central reincorporando “como misión primaria y fundamental de la entidad la preservación de un elevado nivel de empleo y el crecimiento sostenido junto con la estabilidad de precios, chocando con la oposición desde Wall Street y de Redrado.

En todo el período posdictatorial- han dominado los enfoques neoliberales, especialmente en cuanto a la independencia del Banco Central. No de manera uniforme, ya que se registraron algunos cambios en esa institución, pero como se dijo arriba, menores. La vida institucional también registra la correlación de fuerzas políticas de una época. Las ideas dominantes son una fuerza y la idea neoliberal es una fuerza reaccionaria. Para Guillermo Wierzba12, “el predominio del mercado sobre la Intervención Estatal tiene un carácter desdemocratizador de las sociedades capitalistas, porque la esfera en la que la ciudadanía expresa su voluntad es la de la política, la del voto, la de la participación activa, la de la igualdad”13.

Pero incluso en democracia hemos vivido –o sufrido- las instituciones percudidas por esa ideología y su reflejo en un dogma de casta, con el que actúan, como añade Wierzba, los economistas y politólogos del establishment internacional que–“valoran como virtud democrática fundamental la expansión del mercado, como también lo hacen con la vigencia irrestricta de los derechos de propiedad, sin distinguir –deliberadamente– entre la propiedad de un bien personal y la del derecho de propiedad empresaria, oponiéndose a cualquier limitación sobre ésta”14.

Por tanto, mercado y propiedad empresaria irrestricta se erigen en la representación simbólica de los derechos individuales frente al Estado. No es una visión democrática, sino una visión “a conveniencia de los grandes poderes, a fin de proteger a grandes intereses respecto de la política pública dirigida a la modificación del statu quo social”15.

Para finalizar, leeamos las palabras de Cristina Fernández, en la presentación de cooperativas del plan “Argentina trabaja”, en Lanús, Provincia de Buenos Aires (13.01.10): “¿Qué es lo que quiere esta Argentina de su Presidenta? Esta Argentina quiere con ese Fondo del Bicentenario pagar la menor tasa de interés posible para pagar la deuda. Por esos 48.000 millones de dólares, apenas nos pagan por año el 0,5 por ciento, nada más que eso. Por cada 100 millones de dólares que tenemos depositados en el exterior, nos pagan 500.000 dólares. Si tuviéramos hoy que acceder al mercado de capitales, deberíamos pagar por cada 100 millones de dólares el 14 ó el 15 por ciento. Tienen que darse cuenta ustedes que todos los días cuentan los centavos uno a uno que saben tal vez de economía mucho más que otros que han ido a las universidades, porque ustedes tienen la universidad de la vida. A ustedes no les enseñaron economía en Harvard ni en Yale; a ustedes les enseñó economía la República Argentina y su historia de sinsabores, frustraciones y fracasos. Esa fue la escuela donde nuestro pueblo aprendió economía, a vivir el salto de mata, a juntar centavo tras centavo para comer o para pagar el estudio a sus hijos. Ustedes saben de qué les estoy hablando y ustedes también saben la Argentina que vivimos hasta el año 2003 y la que logramos construir entre todos después. No es la Argentina, ni de un partido, ni de un presidente o de una presidenta. Esta Argentina es de ustedes, les pertenece y hay algunos que se las quieren venir a robar. No permitan que los mismos que dejaron el país al borde de la disolución, que nos dejaron en el Banco Central menos de 8.000 millones de dólares o en el ‘89 menos de 800 millones de dólares, o que hicieron un megacanje vergonzoso, que todavía la Justicia no ha terminado de investigar, que raro, cuando se pagan tasas del 15 o del 20 por ciento no hay juez que investigue, cuando se quiere pagar menos intereses allí intervienen para impedir que se constituyan esos fondos para pagar menos intereses. ¡Qué Argentina tan extraña la nuestra, qué Argentina tan extraña! (APLAUSOS)”


* Economista, integrante de Carta Abierta Francia
Notas:

1 Como lo llama Aldo Ferrer en su nota del 14.01.10 en Buenos Aires Económico.
2. Idem.
3. Idem
4. Eric Calcagno, en Fondo del Bicentenario y política económica, Página 12, 07.01.10
5 Federico Bernal, en De la expulsión de Prebisch a la de Redrado: coincidencias y encrucijadas, en Buenos Aires Económico, 14.01.10
6 Tomás Lukin, en Matriz del neoliberalismo, Página 12, 07.01.10
7 Idem
8 Idem
9 CEFIDAR, Centro de economía y finanzas para el desarrollo de la argentina
10 Tomás Lukin, en Matriz del neoliberalismo, Página 12, 07.01.10
11 Idem
12 Guillermo Wierzba, en Una pelea entre la democracia y el mercado, en Página 12, 13.01.10
13 Idem
14 Idem
15 Idem