Quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos

Quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos
Ricardo Carpani, 1991, acrílico sobre papel

01/09/2009

La dignidad colectiva de América Latina

“Las bases militares de EEUU en Colombia ofenden la dignidad colectiva de América Latina”, dice Eduardo Galeano - 26 Agosto 2009 - Fernando Arellano Ortiz - Cronicon.net/ Rebelión

En la quiteña Avenida Amazonas, a pocos pasos del hotel donde se aloja, encontramos como cualquier transeúnte en la noche del domingo 9 de agosto a Eduardo Galeano, quien ha llegado a la capital ecuatoriana para asistir como invitado especial al acto de posesión del presidente Rafael Correa, ceremonia que se cumplió el pasado 10 de agosto. Lo paramos y nos identificamos para solicitarle una entrevista, a la cual accede con gusto.

“Ahora no puede ser, pero veámonos mañana después de la ceremonia de posesión de Correa”, nos dice el autor de Las venas abiertas de América Latina y de Espejos.

Como siempre, Galeano responde a las preguntas con ironía y no poco humor, por eso es que sus reflexiones se salen de lo común. Como latinoamericanista consumado, el escritor uruguayo en diálogo con CRONICON.NET hace un peculiar análisis de la realidad sociopolítica de nuestro hemisferio.

Tiempo abierto de esperanza

- ¿Después de 200 años de la emancipación de América Latina, se puede hablar de una reconfiguración del sujeto político en esta región, habida cuenta los avances políticos que se traducen en gobiernos progresistas y de izquierda en varios países latinoamericanos?

- Sí, hay un tiempo abierto de esperanza, una suerte de renacimiento que es digno de celebración en países que no han terminado de ser independientes, apenas si han empezado un poquito. La independencia es una tarea pendiente para casi toda América Latina.

- ¿Con toda la irrupción social que se viene dando a lo largo del hemisferio se puede señalar que hay una acentuación de la identidad cultural de América Latina?

- Sí, yo creo que sí y eso pasa por cierto por las reformas constitucionales. A mí me ofendió la inteligencia, aparte de otras cosas que sentí, el horror de este golpe de Estado en Honduras que invocó como causa el pecado cometido por un Presidente que quiso consultar al pueblo sobre la posibilidad de reformar la Constitución, porque lo que quería Zelaya era consultar sobre la consulta, ni siquiera una era reforma directa. Suponiendo que fuera una reforma a la Constitución bienvenida sea, porque las constituciones no son eternas y para que los países puedan realizarse plenamente tienen que reformarlas. Yo me pregunto: ¿qué sería de los Estados Unidos si sus habitantes siguieran obedeciendo a su primera Constitución? La primera Constitución de Estados Unidos establecía que un negro equivalía a las tres quintas partes de una persona. Obama no podría ser Presidente porque ningún país puede tener de mandatario a las tres quintas partes de una persona.

- Usted reivindica la figura del presidente Barack Obama por su condición racial, ¿pero el hecho de mantener o ampliar la presencia norteamericana mediante bases militares en América Latina, como está ocurriendo ahora en Colombia con la instalación de siete plataformas de control y espionaje, no desdice de las verdaderas intenciones de este mandatario del partido demócrata, y simplemente sigue al pie de la letra los planes expansionistas y de amenaza de una potencia hegemónica como Estados Unidos?

- Lo que pasa es que Obama hasta ahora no ha definido muy bien que es lo que quiere hacer ni en relación con América Latina, las relaciones nuestras, tradicionalmente dudosas, ni en otros temas tampoco. En algunos espacios hay una voluntad de cambio expresa por ejemplo en lo que tiene que ver con el sistema de salud que es escandaloso en Estados Unidos, te rompes una pierna y pagás hasta el fin de tus días la deuda por ese accidente.

Pero en otros espacios no, él continúa hablando de ‘nuestro liderazgo’, ‘nuestro estilo de vida’ en un lenguaje demasiado parecido al de los anteriores. A mí me parece muy positivo que un país tan racista como ése y con episodios de un racismo colosal, descomunal, escandaloso, ocurridos hace quince minutos en términos históricos tenga un presidente seminegro.

En 1942, o sea medio siglo, nada, el Pentágono prohibió las transfusiones de sangre negra y ahí el director de la Cruz Roja renunció o fue renunciado porque se negó aceptar la orden diciendo que toda sangre era roja y que era un disparate hablar de sangre negra, y él era negro, era un gran científico, el que hizo posible la aplicación del plasma a escala universal, Charles Drew.

Entonces un país que hiciera un disparate como prohibir la sangre negra tenga a Obama de presidente es un gran avance. Pero por otro lado, hasta ahora yo no veo un cambio sustancial, ahí está por ejemplo el modo como su gobierno enfrentó la crisis financiera, pobrecito yo no quisiera estar en sus zapatos, pero la verdad es que terminaron recompensando a los especuladores, los piratas de Wall Strett que son muchísimo más peligrosos que los de Somalia porque éstos asaltan nada más que los barquitos en la costa, en cambio los de la Bolsa de Nueva York asaltan al mundo.

Ellos fueron finalmente recompensados; yo quería iniciar una campaña al principio conmovido por la crisis de los banqueros con el lema: “adopte un banquero”, pero la abandoné porque vi que el Estado se hizo cargo de la tarea. (Risas). Y lo mismo con América Latina, como que no tiene muy claro qué hacer. Han estado más de un siglo los Estados Unidos consagrados a la fabricación de dictaduras militares en América Latina, entonces a la hora de defender una democracia como en el caso de Honduras, ante un clarísimo golpe de Estado, vacilan, tienen respuesta ambiguas, no saben qué hacer, porque no tienen práctica, les falta experiencia, llevan más de un siglo trabajando en el sentido contrario, entonces comprendo que la tarea no es fácil.

En el caso de las bases militares en Colombia no solo ofende la dignidad colectiva de América Latina sino también la inteligencia de cualquiera, porque que se diga que su función va ser combatir las drogas, ¡por favor, hasta cuando! Casi toda la heroína que se consume en el mundo proviene de Afganistán, casi toda, datos oficiales de Naciones Unidas que cualquiera puede ver en Internet. Y Afganistán es un país ocupado por Estados Unidos y como se sabe los países ocupantes tiene la responsabilidad de lo que ocurre en los países ocupados, por lo tanto, tienen algo que ver con este narcotráfico en escala universal y son dignos herederos de la reina Victoria que era narcotraficante.

No se puede ser tan hipócrita

- La reina británica que introdujo por todos los medios en el siglo XIX el opio a China a través de comerciantes de Inglaterra y Estados Unidos…

- Sí, la celebérrima reina Victoria de Inglaterra impuso el opio en China a lo largo de dos guerras de treinta años, matando una cantidad inmensa de chinos, porque el imperio chino se negaba a aceptar esa sustancia dentro de sus fronteras que estaba prohibida. Y el opio es el papá de la heroína y de la morfina, justamente. Entonces a los chinos les costó todo, porque China era una gran potencia que podía haber competido con Inglaterra en los comienzos de la revolución industrial, era el taller del mundo, y la guerra del opio los arrasó, los convirtió en una piltrafa, de ahí entraron los japoneses como perico por su casa, en quince minutos. Victoria era una reina narcotraficante y los Estados Unidos que tanto usan la droga como coartada para justificar sus invasiones militares, porque de eso se trata, son dignos herederos de esa fea tradición. A mí me parece que es hora que nos despertemos un poquito, que no se puede ser tan hipócrita. Si van a ser hipócritas que lo sean con más cuidado. En América Latina tenemos buenos profesores de hipocresía, si quieren podemos en un convenio de ayuda tecnológica mutua prestarles algunos hipócritas propios.

- Hace nueve años exactamente, usted le dijo en una entrevista en Bogotá concedida a este reportero la siguiente frase: “Dios guarde a Colombia del Plan Colombia”. ¿Cuál es ahora su reflexión respecto de este país andino que enfrenta un gobierno autoritario entregado a los intereses de los Estados Unidos, con una alarmante situación de violación de derechos humanos y con un conflicto interno que lo sigue desangrando?

- Además con problemas gravísimos que se han ido agudizando con el paso del tiempo. Yo no sé, te digo, no soy quien para darle consejos a Colombia ni a los colombianos, además siempre estuve contra esa mala costumbre de algunos que se sienten en condiciones de decir qué es lo que cada país tiene que hacer.

Yo nunca cometí ese imperdonable pecado y no lo voy a cometer ahora con Colombia, sólo se puede decir que ojalá los colombianos encuentren su camino, ojalá lo encuentren, nadie se lo pueden imponer desde afuera, ni por la izquierda, ni por la derecha, ni por el centro, ni por nada, serán los colombianos quienes lo encontrarán. Y yo lo que puedo es decir que doy testimonio. Si hay un tribunal mundial que alguna vez va a juzgar a Colombia por lo que de Colombia se dice: país violento, narcotraficante, condenado a violencia perpetua, yo voy a dar testimonio de que no, de que ese es un país cariñoso, alegre y que merece mejor destino.

Reivindicando memoria de Raúl Sendic

- Hace muchos años, siquiera unas cuatro décadas, había un personaje en Montevideo que se reunía con un joven dibujante llamado Eduardo Hughes Galeano con el propósito de darle ideas para la elaboración de sus caricaturas, llamado Raúl Sendic, el inspirador del Frente Amplio del Uruguay…

- Y jefe guerrillero de los Tupamaros, aunque en aquella época todavía no lo era. Es verdad, cuando yo era un niño, casi de catorce años, y empecé a dibujar caricaturas, él se sentaba a mirar y me daba ideas, era un hombre bastante mayor que yo, con cierta experiencia, y todavía no era lo que después fue: el fundador, organizador y jefe de los Tupamaros.

Recuerdo que le dijo a don Emilio Frugoni que por entonces era el jefe del Partido Socialista y director del semanario donde yo publicaba unas caricaturas tempranas, señalándome: “Este va a ser o presidente o gran delincuente”. Fue una buena profecía y terminé siendo gran delincuente… (Risas).

- ¿El hecho de que hoy el Frente Amplio esté gobernando el Uruguay y que un ex guerrillero como Pepe Mujica tenga posibilidades de ganar las elecciones presidenciales constituye una reivindicación a la memoria de Sendic?

- Sí, y de todos los que participaron en una lucha muy larga para romper el monopolio de dos, el bipolio ejercido por el Partido Colorado y el Partido Nacional durante casi toda la vida independiente del país. El Frente Amplio irrumpe hace muy poquito en el escenario político nacional y me parece muy positivo que esté gobernando ahora, aparte de que yo no coincido con todo lo que se hace y además creo que no se hace todo lo que se debería hacer.

Pero eso no tiene nada que ver porque al fin y al cabo la victoria del Frente Amplio fue también una victoria de la diversidad política que yo creo que es la base de la democracia. En el Frente coexisten muchos partidos y movimientos diferentes, unidos por supuesto en una causa común pero con sus diversidades y diferencias, y yo las reivindico, para mí eso es fundamental.

- ¿Qué representa para usted como uruguayo el hecho de que un dirigente emblemático de la izquierda como Pepe Mujica, ex guerrillero tupamaro, tenga amplias posibilidades de llegar a la Presidencia de la República de su país?

- Con algún chance, no va a ser es fácil, vamos a ver qué pasa, pero creo que es un proceso de recuperación, la gente se reconoce justamente en el Pepe Mujica porque es radicalmente diferente de los políticos nuestros tradicionales, en su lenguaje, hasta en su aspecto y todo, por más que él ha tratado de vestirse de fino caballero no le sale bien, y expresa muy bien una necesidad y una voluntad popular de cambio. Creo que sería bueno que él llegara a la Presidencia, vamos a ver si ocurre o no, de todos modos el drama del Uruguay como el del Ecuador, por cierto, país en el que estamos conversando este momento, es la hemorragia de su población joven.

O sea, la nuestra es una patria peregrina; en su discurso de posesión el presidente Rafael Correa habló de los exiliados de la pobreza y la verdad es que hay una enorme cantidad de uruguayos mucho más de lo que se dice, porque no son oficiales las cifras, pero no menos de 700 mil, 800 mil uruguayos en una población pequeñísima porque nosotros en el Uruguay somos 3 millones y medio, esa es una cantidad inmensa de gente afuera, todos o casi todos jóvenes, entonces han quedado los viejos o la gente que ya ha cumplido esa etapa de la vida en la que uno quiere que todo cambie para resignarse a que no cambie nada o que cambie muy poquito.

Baldositas de colores para armar mosaicos

- ¿Tras sus reputados libros Las venas abiertas de América Latina publicado en 1970, y Espejos, editado en 2008, que relatan historias de la infamia, el primero sobre nuestro continente y el otro de buena parte del mundo, hay espacio para seguir creyendo en la utopía?

- Espejos lo que hace es recuperar la historia universal en todas sus dimensiones, en sus horrores pero también en sus fiestas, es muy diferente a Las venas abiertas de América Latina, que fue el comienzo de un camino. Las venas abiertas es un ensayo casi de economía política, escrito en un lenguaje no muy tradicional en el género, por eso perdió el concurso de Casa de las Américas, porque el jurado no lo considero serio.

Era una época en que la izquierda solo creía que lo serio era lo aburrido, y como el libro no era aburrido, no era serio, pero es un libro muy concentrado en la historia política económica y en las barbaridades que esa historia implicó para nosotros, como nos deformó y nos estranguló.

En cambio, Espejos, intenta asomarse al mundo entero recogiendo todo, las noches y los días, las luces y las sombras, son todas historias muy cortitas, y hay una diferencia también de estilo, Las venas abiertas tiene una estructura tradicional, y a partir de ahí yo intenté encontrar un lenguaje mío, propio, que es el del relato corto, baldositas de colores para armar los grandes mosaicos, un estilo como el de los muralistas, y cada relato es una pequeña baldosita que incorpora un color, y uno de los últimos relatos de Espejos evoca un recuerdo de infancia mío que es verdadero y es que cuando yo era chiquito creía que todo lo que se perdía en la tierra iba a parar en la luna, estaba convencido de eso y me sorprendió cuando llegaron los astronautas a la luna porque no encontraron ni promesas traicionadas, ni ilusiones perdidas, ni esperanzas rotas, y entonces yo me pregunté: ¿si no están en la luna, dónde están? ¿No será que están aquí en la tierra, esperándonos?

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23/07/2009

El campo, las elecciones y la construcción política

El campo, las elecciones y la construcción política. Por Norberto Galasso. 16.07.2009

La experiencia de los Kirchner tuvo un punto de inflexión: el tema del campo. Allí encontraron a un enemigo poderoso y el gobierno presentó mal la discusión: no se trabajaron las ideas por televisión, radio y demás medios. Esto quedó evidenciado, principalmente, en los sectores de clase media.

No se explicó que cuando hay una gran suba en los precios de los productos exportables es necesario desacoplar los precios internos de los precios externos, porque si no los productos exportables se van al exterior y aquí nos quedamos sin nada. Del mismo modo, también es necesario tomar ese tipo de medidas para que el país no desplace otro tipo de producciones y se convierta en un país exclusivamente sojero. Cuando Venezuela tuvo el auge del petróleo, toda su producción se centró en eso y después terminó importando alimentos.

Tampoco se habló de la renta diferencial. No se tomó conciencia clara del poder del enemigo y que uno tiene que pelear cuando tiene la correlación de fuerzas más o menos pareja. Más allá de que días atrás Kirchner obtuvo los votos relacionados con el peronismo, este no era el peronismo del ‘45, con ocupación plena y con todos los trabajadores del cinturón industrial votando a favor del gobierno.

El tema del campo provocó un grado de escisión importante que no se resolvió. Además, aumentó el precio de los alimentos y los sueldos quedaron un tanto retrasados, algo que se trató de ignorar metiendo un poco la cabeza bajo tierra no publicando todos los datos del INDEC. Entonces, no alcanzó por más esfuerzo que uno hiciera para explicar que esto es algo parecido a aquello del ’45, porque la Resolución 125 apuntaba a la distribución del ingreso y avanzaba en un nuevo rol del Estado, reestatizando algunas áreas privatizadas, forjando una política latinoamericana excelente. Hay cosas que son muy importantes, pero que solo la militancia entiende, como ocurre con la importancia que tiene América latina.

Uno a veces piensa y cree que en general el resto de la sociedad piensa como la militancia, y no es así. Yo he visto en mi barrio a gente que votó a Macri en otras oportunidades y que, como no estaba muy conforme con la gestión del PRO, ahora votó a Pino Solanas, como si fuera lo mismo. A esa gente que no le interesa la política, sino tener su autito, sus vacaciones y algunos gustos; a esos sectores medios hay que ganarlos. Por eso, algunos me dijeron que no votaron contra el modelo, sino contra los modales. Algo de eso puede ser haber.

Recuerdo que John William Cooke decía: “el peronismo es el hecho maldito del país burgués”, pero también decía “es un gigante invertebrado y miope”, y a lo que se refería justamente era al problema de los cuadros políticos y del debate ideológico.

Cuando estaba Perón no había problema, porque él había dejado las tres banderas, y era el que marcaba el camino. Ahora el PJ no tiene nada que ver con Perón y esa sensación es bastante complicada, porque en realidad de todas las experiencias que se han producido después de su muerte fueron un peronismo reformista y socialdemócrata como el de Cafiero (un peronismo perfumado que no tenía nada que ver con lo auténticamente popular) y un peronismo entregado a las multinacionales y al imperialismo (como el de Menem) y el que los Kirchner vienen encarnado desde 2003.

Los movimientos setentistas, que en un momento en que la clase media estaba en ascenso (en los años ‘69, ‘70 y ’71) podían ser simpáticos, hoy parecerían totalmente insoportables. Hay gente que me ha dicho “no soporto a la Presidenta ”. Y la Presidenta es un cuadro político excepcional. Habla 40 minutos sin ningún machete siquiera, no lee y elabora. Sin embargo, algunas personas tienen la idea de que ella quiere bajar línea, y no soportan las reacciones, a veces, confrontativas de Néstor. Hay sectores de clase media que la pasan más o menos bien y no quieren que les cambien nada. Pareciera que quieren el orden de los cementerios. Por eso, no quieren que se los limite con algunas cosas. Y así volvemos al problema con el campo.

Se ha fallado en la construcción, y esto no termina de definirse. A mí me resulta muy importante que se proclame que 2009 es el año de Raúl Scalabrini Ortiz, y que se lo imprima en todos los papeles oficiales. Cuando yo vi eso, fui a ver a un alto funcionario del ministerio de Educación y le dije: “yo te ofrezco 4 o 5 profesores de historia que pueden exponer. Juntemos 400 maestros y sus directores en una jornada pedagógica, incluso como militantes, sin cobrar un mango, para explicar quién es Raúl Scalabrini Ortiz y que ellos sean el vehículo para transmitirles a los chicos quién fue ese personaje.” Me contestaron: “Oh, sería extraordinario”, pero hasta ahora no tuve ninguna noticia. Todas las bibliotecas de los colegios deberían tener los libros de Scalabrini Ortiz.

Vuelvo otra vez a lo que decía Ugarte. “Nada es peor, nada es más peligroso, que una revolución a medias. Si uno ataca al enemigo, pero se detiene, y no sigue atacando, si no sigue atacando, el enemigo se galvaniza porque ve que puede perder algún privilegio.” Como lo hará la Sociedad Rural , por ejemplo, antes que el bolichero que está en la esquina de mi casa, que no tiene la mínima idea de quién es Biolcatti y que le molesta que el gobierno de Kirchner haya creado una cosa confrontativa con la Sociedad Rural , se queje porque no le llegó la carne a su pequeño negocio.

Estamos bastantes desprotegidos. Algunos me decían “ustedes están haciendo lo que no hace el gobierno: formar una mesa para conversar y juntar los compañeros sueltos que vienen de la vieja lucha.” Hay que reconocer que la derrota es bastante grave y se habla de Kirchner como autoritario y confrontativo y en estos seis años no se reprimió ni asesinó a nadie. A De Angelis, cuando lo detuvieron, le hicieron upa para no lastimarlo. Sin embargo, en los medios sigue pesando la cuestión de la confrontación. Encima, el debate político ha sido lamentable. Ninguno en la oposición presentó un proyecto, y lo que propone Carrió es volver al Fondo Monetario. Y el FMI no ha cambiado, lo siguen manejando las grandes potencias. Más de lo mismo.

La experiencia del 28 de junio tiene que servir para modificar la construcción política en un gobierno que sufrió una derrota electoral. Es cierto, tenemos problemas irresueltos en la lucha y en el debate de ideas. Aquí hubo un vaciamiento ideológico que nos empantana y del que solo podemos salir con discusión y con la construcción política del campo popular.

De: www.discepolo.org.ar // Centro Cultural Enrique Santos Discépolo – 19.07.2009
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03/07/2009

2009: CONTINUIDAD DE LOS SEMESTRES

- Unas notas sobre las elecciones -
Por Roberto Páez González - 29.06.2009

La elección de De Narváez no tiene ningún mensaje para Latinoamérica. Además de la cacofonía final producida con Rucci y Macri sobre si estatizaciones o privatizaciones.

La elección de Solanas no tiene ningún mensaje de coherencia latinoamericana. Ni tampoco de consecuencia entre las ideas y la práctica: sus seguidores pretenden disponer de ideas de izquierda, pero se dejan apoyar cándidamente por los medios periodísticos de la derecha. Por más que Solanas reitere que se inició con Scalabrini, le cabe lo que observó Jauretche, a saber, que lo peor era subirse al caballo por la izquierda y bajarse por la derecha.

Las elecciones de Reutemann, De Narváez, Michetti simbolizan el rechazo de que el Estado desempeñe un papel activo y regulador contra los efectos de la crisis financiera internacional, para que Argentina pueda concertar con los demás países de Latinoamérica acciones anticrisis y promover en nuestro país un crecimiento económico y del empleo inseparable del desarrollo social, la soberanía alimentaria y la preservación medioambiental, es decir, para que el Estado ratifique la prioridad de la justicia social y las convergencias sudamericanas y latinoamericanas, que son metas en sí y la única vía real de consolidación de nuestras democracias.

Reutemann, De Narváez, Michetti dicen defender la democracia, pero atacan las bases de la democracia participativa. Socavan su gobernabilidad, como lo hacen los grandes medios de difusión. Comprenden la democracia como un juego electoral, con una hegemonía minoritaria, a la antigua.

Néstor Kirchner desarrolló una estrategia que fracasó. Sacó conclusiones al respecto, renunciando a la presidencia del Partido Justicialista. No intentó descifrar a fondo –para el entendimiento de todo el mundo- la complejidad de lo real. Tomó nota de los resultados, los interpretó en su escueta expresión pública y empezó a tomar decisiones. No parece que haya manifestado todo lo que piensa del resultado electoral, pero como está ubicado en un sitio de protagonismo decisorio, se remite a su obligación de actuar. Ya hace un año, los Grondona, Morales Solá y consortes lo veían terminado, pero aunque haya perdido ahora, les resulta un hueso duro de roer.

Nosotros no estamos en un sitio decisorio de ese género y no podemos hacer la economía de algunas reflexiones que necesitamos compartir.

Estamos en el año cero del siglo veintiuno político argentino: el año transcurrido de la 125 a la renuncia de Kirchner a la presidencia del Partido Justicialista. Algo parecido al 1806-1807 de las invasiones inglesas. [entre el 24 de junio de 1806 y septiembre de 1807]

Acaso este año se haya terminado ya; aunque, claro está, el siglo tiene mucho por delante. Sin embargo, más peronistas o menos peronistas, los argentinos saben que no hay peronismo que dure cien años. El peronismo durará como el himno o la bandera, pero no como herramienta.

Algunos ya nos imaginamos imposible el Partido Justicialista para el siglo XXI político de Argentina, desde hace tiempo. El peronismo está percudido por la presidencia de María Estela Martínez de Perón, la actuación de muchos peronistas durante la dictadura militar, los malos papeles desempeñados durante los pasados veinticinco años de la democracia heredada en 1983 y -muy particularmente- por el neoperonismo menemista que hizo la demostración de que el peronismo ya podía ser un instrumento del neoliberalismo.

No estamos hablando de todas las personas peronistas; sobre todo no nos referimos a los mejores de sus militantes, ni a la mayoría de sus bases, ni al conjunto de su historia, sino a lo que tiene ahora el peronismo de institucionalidad popular acumulada, una identificación política con redes, códigos y motivaciones que coinciden más con lealtades interesadas que con el sentido de la lealtad popular originaria (cada vez más reducida a símbolos incólumes que los dirigentes deshonran). Una identidad que se autorrestituye ante la falta de ofertas políticas realistas de cambio social, de inserción latinoamericana solidaria y del logro de una economía equilibrada con adaptación a la economía mundial según nuestras metas.

El paradigma actual del peronismo político no es el del 17 de Octubre, sino la anulación de la movilización popular y, aun peor, la atenuación de la conciencia de sus causas.

Es un paradigma de anestesia de la inteligencia, bajo liderazgos clientelares locales, juzgados útiles, continentes y comunicantes que en su práctica achican la capacidad interrogativa de los ciudadanos y simultáneamente, también de sus intelectuales, ocupados en justificar las cosas.

En el peronismo –y creemos que por eso, también en el país- la institucionalidad, el desorden y la creatividad organizativa no tienen las mismas oportunidades. Esta última se disipa antes de llegar a crear un nuevo rellano, con nuevos conflictos o desórdenes fértiles y capaces de poner a salvo las conquistas de la patria-humanidad, resignificándolas. Al revés, sólo se salvan las más irrisorias de la patria chica, las rivadavianas, las del federalismo de vasallos y señores y no las conquistas de pueblos y provincias, locales y a la vez argentinas, latinoamericanas, etc.

Vemos que muchas luchas sociales y políticas de nuestra historia se han condensado en una relación de fuerzas que se expresa en el Estado y comprobamos que estos estadios de conciencia son frutos de la lucha de décadas, inclusive y principalmente de décadas de luchas de los peronistas contra el oprobio nacional, contra los vendepatrias, contra los cipayos, contra los golpistas, contra la burocracia sindical ... y por supuesto contra otras contrarrevoluciones como fueron los derrocamientos de Salvador Allende –para no ir más atrás- y todos los que le siguieron en Latinoamérica.

Esta institucionalidad oficial que emerge entre otros aspectos institucionales supérstites, negativos o discutibles y a pesar de ellos, gracias al gobierno (por el gobierno que es), encuentra en pugna una gran parte de la institucionalidad de bases disponible del Partido Justicialista ya con liderazgo vacante, ya con dirigentes opuestos a la dirección oficial, y proclive a expresar todas las frustraciones antigubernamentales.

En la traza del “campo” y las demandas insatisfechas de sectores sociales peronistas se alinearon las fuerzas en un voto sanción, en el que cada sector atribuye sus propias significaciones, sin que los diversos componentes se integraran en un verdadero proyecto común.

En este contexto, que no excluye otros en los que se juega el devenir nacional, cuando Fernández de Kirchner repudia el golpe que acaba de producirse en Honduras, nos representa.

La presidenta ejerce el gobierno, en tal caso, con un sentido de lo nacional que se refleja y acentúa en la solidaridad latinoamericana y democrática. Vemos en ello un papel acertado del Estado, a través de su orientación.

Demás está decir que, quienes no estamos en el gobierno no podemos orientarlo, ni –mucho menos- reemplazar a la señora Cristina Fernández, pero podemos y debemos reconocer ese papel que nos enaltece como pueblo, como nación.

En cambio, desde el enanismo periodístico que caracteriza a los grandes medios, se la critica por los mismos hechos. Ricardo Roa, hoy, en Clarín, decía “No fue un chiste a la manera de la revista Barcelona: usó la crisis en Honduras para ocultar el derrumbe electoral del domingo”. Roa, además, se queja de que con la salida de Kirchner de la jefatura del Partido Justicialista pareciera que aquél colocara como perdedor a éste. Si bien se mira, el jefe se va porque con el partido dividido y sin victoria no puede garantizar al mismo tiempo su función y sus objetivos, ni su supervivencia política, para la que necesita manos libres, dejando esa papa caliente.

La conferencia de prensa de la presidenta despejó cosas importantes: ella está en la certeza de que en el sistema democrático que impera en el país, las elecciones legislativas son una referencia para guiar la acción de gobierno y una determinación de las fuerzas en presencia para establecer una gobernabilidad. Lo contrario es la conspiración, el clima destituyente, la desestabilización golpista.

Una de dos: o respetamos las reglas democráticas o no las respetamos. Y esto tanto le cabe a Juana como a su hermana: no puede ser que sólo el oficialismo las respete.

Pero puede ser más complicado que la señora presidenta se proponga insistir con propuestas de mejora de la distribución del ingreso, a menos que encuentre apoyos parlamentarios y –justamente, ¿por que no?- apoyos de una movilización popular ilustrada en las demandas que –con la nueva relación de fuerzas a la vista- unas políticas lúcidas del gobierno y/o de nuevas fuerzas de proposición conciten.

Es cierto que no llegó a haber transversalidad en la primera etapa, que no funcionó la Concertación y que la no victoria de Kirchner deja más confusión en el peronismo. Pero todos estos pasajes o maniobras fueron necesarios a la supervivencia política de una conducción nacional que arrancó con el 22 % de los votos y la peor crisis del país a cuestas.

Habitualmente, se cuestiona su construcción política, pero no podemos dejar de admitir que sobrevivió ya unos cuantos años en un país donde eso es difícil y, aunque haya insatisfechos y decepcionados de todos los colores, no se puede negar que algo hizo, a diferencia de muchos gobiernos anteriores.

Frente a su desgaste en el aparato peronista que aquí hemos llamado la institucionalidad del Partido Justicialista, Scioli – en su propio interés- tiene que reagrupar esas fuerzas, lo que es indispensable para la base parlamentaria de la gobernabilidad actual.

Claro que, frente a las oportunidades de la hora, el gobierno, el kirchnerismo, no es el único responsable. Las oportunidades están planteadas y, por tanto, la participación en el escenario político nacional es posible. Muchos de los que se quejan, no atinan a nada. No es preciso dedicarle mucho tiempo a esta clase de críticos.

Ahora bien, quienes hayan sentido que estamos en un momento político en el que es posible participar, no podemos conformarnos con criticar al oficialismo, sino que debemos ser portadores de propuestas y capaces de reunir los haces de la institucionalidad democrática y de los conflictos o desórdenes políticos en movimientos organizativos.

Lo que destaca es que no hubo la polarización que muchos esperaban. Había ocurrido así en las últimas presidenciales, con el 45 % de Cristina y la oposición dividida. Ahora, en la Provincia de Buenos Aires, las dos primeras fuerzas se llevaron el 66,69 % de los votos, grosso modo, cada una un tercio. En la Ciudad de Buenos Aires, las dos primeras sólo suman un 55,30 %. La suma de los votos a nivel nacional tampoco autoriza a ver un oficialismo completamente superado, ya que con alrededor del 35 % encabeza a las demás formaciones.

Ni es una hecatombe para el oficialismo, ni puede decirse que hay una Argentina dividida en dos.

Por otro lado, enfocando la situación en la ciudad de Buenos Aires, no erró la presidenta al considerar que la votación de Michetti estaba muy por debajo de la votación de Macri hace un año y medio, aunque sólo se considere la primera vuelta (31,93 % en vez del 45 %). Pero el candidato que defendió el kirchnerismo, Heller, sólo obtuvo el 11,63 % en comparación con el 23% de la primera vuelta de Filmus.

Al respecto, conviene reiterar que aquélla fue una elección mucho más polarizada, en el marco de la disyuntiva presidencial. Además, se reconoce un fenómeno específico en esta elección, la elevada votación de Solanas, tributaria de la opción progresista antikirchnerista y del efecto marketing del apoyo mediático.

No es una excusa para Heller. Pero Heller, aún con su bajo resultado no desmereció porque ofreció una alternativa política comprometida, sin rehusar referirse a las principales piedras de toque. Es en el fondo, un poco de claridad, como para proponerse orientar una gran acción política en la Ciudad , rechazando el neoliberalismo, el racismo, etc. y convirtiéndose en una fuerza de proposición.

Además, Heller no contó con la suficiente actividad de organización política que le diera notoriedad para compensar la propaganda de los grandes medios periodísticos que ensalzaron sistemáticamente a Michetti y a Solanas. Pero se puede pensar que fue un voto de convicciones. Es un motivo que no alimenta la decepción o la morigera. Claro que la fuerza necesita continuidad de acción para irradiarse.



Para concluir, tanto en la ciudad de Buenos Aires, como en la provincia de Buenos Aires, vale la pena que exista una fuerza política independiente del gobierno, del peronismo en general y del kirchnerismo en particular, capaz de conciliar el apoyo a una democracia amenazada con el afán de orientar debates que fecunden los interrogantes y cuestionamientos de los ciudadanos, ayudando a hacer triunfar las luchas de la agenda social.

Vale la pena recordar que en este período se destacó el fenómeno de Carta Abierta, que supo conservar su unidad, que es factor de su legitimidad, estimulando la aptitud intelectual y el compromiso en nuestra realidad. Es una mezcla de experiencias y una suma de competencias.

El concepto de una sola doctrina o dogma tiene un valor sintético inservible porque no puede ser lenguaje social y los sectarismos no valen ni como rasgos defensivos. Es harto peligroso mecerse en la sensación de que ya todo está descifrado. De todo lo que sabemos, lo que importa no es ni cuánto, ni lo más exhibicionista, sino como se relaciona con lo que tenemos que hacer.

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05/06/2009

DISYUNTIVA ELECTORAL

CARTA ABIERTA DE NORBERTO GALASSO (junio de 2009).

Estimado compatriota:
Yo sé que a usted no lo van a engañar ni los diarios, ni la pantalla televisiva, ni las radios manejados por poderosos grupos económicos. Sé también que está informado que De Narváez gasta $ 867.000 por día en su campaña electoral y además, tengo la certeza de que a usted no le convencen “los versos” que pregona la mayoría de los políticos en declinación. (También usted advirtió seguramente que el abogado defensor de Narváez en el caso de la efedrina es Mariano Cúneo Libarona, quien casualmente es el penalista que defiende a Menem en los juicios por sus negociados). Cómo no lo va a saber si usted pertenece a la clase media de la ciudad de Buenos Aires que lee diarios y mira noticiosos televisivos.
Le escribo estas líneas porque sé también que a usted le molestan algunas cosas del kirchnerismo, o muchas.
Le confieso que también a mí me dejan insatisfecho algunos aspectos de esta gestión.
Se lo repito, aunque estoy seguro que usted sabe bien quiénes son “los otros”: los peronistas Menem y Duhalde, los radicales que estuvieron con De La Rúa, el gran consorcio empresario de los Macri y el multimillonario que encubre las aspiraciones de Duhalde pues, como usted sabe, De Narváez no puede ser presidente porque no es argentino nativo. Y hasta algunos “videlistas” como la “procesista” Cecilia Pando, fervorosa representante de los represores y admiradora de Duhalde, es decir, de De Narváez.
Usted los recuerda tan bien como yo, seguramente.
Son los que quieren volver a la Corte Suprema en manos de jueces corruptos como en el 2000, a las humillaciones de la Argentina sometida a “relaciones carnales” con Estados Unidos como en 1998 y subordinada a los planes recesivos del Fondo Monetario Internacional, así como al incesante crecimiento de la Deuda Externa, con Cavallo y compañía.
Usted se acuerda, ¿no es cierto? Seguro que sí: cómo subía todos los días el “riesgo país” y los intereses y el saqueo… Quieren volver a entregar a los financistas especuladores el manejo de los aportes jubilatorios de todos nosotros, volver a la libre importación que destruyó gran parte de nuestra industria y provocó la desocupación, de donde surgió la delincuencia y la inseguridad que todavía sufrimos.
¡Cómo no se va a acordar!
Usted, comerciante minorista que estaba la mayor parte del día con los brazos cruzados esperando clientes que no llegaban en aquella época desgraciada, usted, joven con inquietudes, que estuvo tentado de sumarse a las colas ante las embajadas de España e Italia, junto a tantos amigos que veían cerrados sus horizontes en nuestro país. Y usted, víctima de los negociados de Menem, que llegó a explotar un cuartel para que no se pudieran contar las armas que se habían vendido ilegalmente o estafado por De La Rúa, “el moralista” De La Rúa, que sobornó a los senadores para sancionar la ley de flexibilidad laboral. ¿Se acuerda de esa ley? ¿Se acuerda de los contratos basura? ¿Acaso olvidó que cuando la casa se incendiaba De La Rúa decía por T.V. que le preocupaba la posible extinción de la merluza?
Todos esos son los responsables de aquella Argentina hundida en el fango, en la miseria y la corrupción… y de los cinco presidentes en una semana, ¿se acuerda? Y del “corralito” y “el corralón”, cuando tuvimos que salir a la calle, con las cacerolas, reclamando “que se vayan todos”.
¡No me diga que no se acuerda!
Búsquelos en las listas de la oposición.
Algunos aparecen, otros están escondidos detrás de Narváez y de Michetti, mientras Menem y Duhalde ya se frotan las manos pensando que algunos confundidos van a votar a sus títeres y hasta los amigos de De la Rúa se preparan para rebajar, de nuevo, sueldos y jubilaciones, como en aquella época, cuando López Murphy proponía arreglar la situación económica rebajando a la mitad el presupuesto de educación y salud.
¿No me diga que se olvidó? No puedo creerlo.
Aquello no va más y usted lo sabe.
No lo van a engañar con las pavadas de si Cristina cambia o no de cartera todos los días o si Kirckner vocifera en vez de persuadir.
A ellos les molesta el gobierno por sus aciertos y no por sus errorers, y prometen una Argentina venturosa, cuando tienen el proyecto de hacernos volver a los 90.
Porque aquí, mi amigo, se están jugando cosas mucho más importantes que las chicanas que maneja la oposición, precisamente porque no puede desnudar públicamente su proyecto de regreso al pasado: que si el gobierno no hace reuniones de gabinete, que si Néstor influye sobre Cristina y otras “zonceras” en las cuales usted y yo no podemos detenernos cuando la cuestión central reside en cómo nos defendemos de la crisis mundial que va alejar de nuevo a los clientes de los comercios, que va a cerrar de nuevo los horizontes de los jóvenes si vuelven aquellos que fueron responsables de que la Argentina estallara en el 2001.
Con algunas caritas nuevas -juveniles porque tienen tatuaje- ellos quieren tapar su proyecto nefasto: por eso no se sabe si son estatistas o no, si son fondomonetaristas o no, si son latinoamericanistas o no, ni siquiera si son democráticos o no, porque lo que son es el pasado, aquel que usted y yo vivimos, desde el 74 hasta el 2003, cuando ellos gobernaban a favor de los grandes consorcios, de los grandes bancos, destruyendo al país.
Usted sabe, porque está informado, que desde el 2003 se ha bajado la desocupación y ha crecido el Producto Bruto como nunca en nuestra historia y que se vive mejor, aunque el conflicto con el campo desató inflación –más allá de que el INDEC intentase ocultarla- pero que ahora está más o menos controlada.
Usted sabe también, porque no es zonzo, que la Sociedad Rural no salió jamás, en toda su historia, ni tampoco ahora, a defender la democracia y el bienestar del pueblo, sino a proteger sus vacas y sus reproductores que valen millones, así como sus cuentas bancarias en el país y en el extranjero, que se trata de un reducido grupo de grandes terratenientes y sojeros a quienes sólo les interesa exportar y cuanto menos coman los argentinos, mejor, porque hay más mercadería para vender afuera, mientras tienen a los peones “en negro” y de pata al suelo.
Yo sé que usted entiende todo esto, pero le doy esta alerta porque, después, los males los pagamos todos. Y también le advierto que no conviene jugar al divisionismo, votando a una supuesta izquierda sin chance alguna, la cual -restándole votos al gobierno- beneficia a esa derecha reaccionaria que gobernó casi siempre en la Argentina.
Usted sabe bien que tenemos que terminar con la necedad de La Rúa y la viveza de Menem y Duhalde. Y también sabe que todos queremos un país mejor para nuestros hijos y nuestros nietos, pero los que destruyeron lo que íbamos construyendo, vienen ahora con “el verso” de un mundo mejor cuando siempre fueron la expresión de un mundo peor.
No nos mejorarán, por el contrario, nos destruirán otra vez.
Este gobierno, con sus limitaciones, y desaciertos, abre sin embargo un camino.
Apóyelo por su aciertos, sin por eso dejar de criticar sus errores, y empújelo hacia las transformaciones necesarias que urgen en nuestra Argentina.
Hay lo que hay, estimado amigo, y de todo lo que hay, no vote por el pasado.
Yo sé que usted no va a jugar con fuego: porque ya otras veces ha sucedido que por creer que se vota lo mejor, se destruye lo que es más o menos bueno y volvemos a lo que es decididamente muy malo.
En sus manos está el destino de la Argentina. Estoy seguro que lo comprende
Sería catastrófico que si se equivocan muchos, en el futuro tengamos que llorar juntos.

Norberto Galasso, junio 2009.
Corriente Política “Enrique Santos Discépolo”
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19/05/2009

POR UNA ARGENTINA MEJOR


A R G E N T I N A P A R A T O D O S

L o g r o s y m e d i d a s de g o b i e r n o

2003-2008

ECONOMIA

- Más de 5 años de crecimiento sostenido a un promedio superior al 8,5% anual; el período más largo de crecimiento de los últimos 100 años.

- Equilibrio macroeconómico en el área fiscal y externa: Superávit gemelos inéditos: superávit primario de 3% del PIB en promedio y un saldo positivo en la cuenta corriente de la balanza de pagos, que promedió un 4,8% del producto.

- El superavit fiscal se mantuvo a lo largo de 5 años en torno al 3,2% del PBI. En octubre de 2008 creció 20% respecto a igual mes del año anterior

- Tipo de cambio real competitivo y estable que favoreció la producción y el empleo.

- Reservas internacionales: Nivel récord. Pasaron de U$S 14.000 millones en el 2003 a U$S 50.000 millones en el 2008 y se mantienen por encima de los U$S 46.000 millones

- Se duplicaron las exportaciones y se diversificó su composición. En el 2007 superaron los U$S 55.000 millones y de enero a octubre de 2008 alcanzaron u$s 61.169 millones, un 37% más que en igual período de 2007. La balanza comercial fue superavitaria en u$s11.362 millones.

- La recaudación alcanzó máximos históricos.

- Más inversión. En el 2007 superó el 23% del PBI. La inversión pública creció a tasas anuales superiores al 50% y el 2008 fue record en materia de porcentaje de PBI en inversión pública. En el 2008 se incrementó

- Desendeudamiento. La Argentina salió del default reestructurando su deuda por más de U$S 67.000 millones y canceló la deuda con el FMI. La deuda externa que en el 2003 representaba el 130% del PBI hoy es inferior al 50% del PBI.

- Se presentó un plan para cancelar la deuda con el club de París y con los hold outs.

PRODUCCION

- La industria fue el motor de la recuperación. Creció por 5 años ininterrumpidos. En el 2008 siguió creciendo: en los primeros diez meses registró un crecimiento acumulado del 5,9% en comparación con el año anterior.

- La construcción ha sido el sector más dinámico de la economía en los últimos años.

- La producción de automóviles pasó de 160.000 unidades en el 2003 a 540.000 en el 2007.

- Recuperación de las economías regionales.

- Se lanzaron planes para fomentar la producción local de motocicletas y motopartes.

Creación del Ministerio de la Producción

FRENTE A LA CRISIS INTERNACIONAL

- Plan de Obras Públicas: 110 mil millones de pesos que provocará un aumento de trabajadores ocupados, que irá de los 400 mil actuales a 780 mil.

- Moratoria impositiva y previsional y repatriación de capitales

- $13.200 millones para un plan de incentivo a la producción, la inversión, el trabajo, el empleo y el consumo

- $3.100 millones para impulsar el sector automotriz y la compra de autos.

- Creación del Ministerio de la Producción.

- Sector agropecuario: reducción en la alícuota de retenciones del trigo y el maíz en cinco puntos porcentuales y $1700 millones para refinanciació n de exportaciones y capital de trabajo.

- Plan de créditos para turismo; planes de crédito para el consumo y acuerdos de precios para productos navideños con supermercados.

- Plan de Renovación del Parque Automotor de Taxis

- Eliminación de la “tablita de Machinea”

EMPLEO

- Reducción de la desocupación a menos de un dígito por primera vez después de más de 13 años, pasando del 20,4% en el 2003 al 7,8% en el 2008. Hace 8 trimestres que está por debajo del 10%

- Creación de empleo de mayor calidad y lucha contra el trabajo no registrado

POLITICA DE INGRESOS

- El salario mínimo que era en 2003 de $360 se elevó a $1.240 en el 2008.

- Asignaciones Familiares: Desde el 2003 aumentaron más del 100 por ciento. En el 2008 se aumentó el 50% de las asignaciones por matrimonio, nacimiento y adopción y 35% en el valor de las Prestaciones y cambio en los valores de la escala de hijo, prenatal, hijo discapacitado y cónyuge.

POBREZA E INDIGENCIA

- La pobreza se redujo de casi el 55% en el 2003 al 17,8% en el primer semestre de 2008.

- La indigencia que alcanzaba al 27,7% de las personas es hoy del 5,1%.

JUBILACIONES Y SISTEMA PREVISIONAL

- 12 aumentos de jubilaciones: un 360% pasando de $200 a más de $690 que llega a $700 con el subsidio de PAMI.

- A fin de este año los jubilados y pensionados recibirán una suma fija excepcional y por única vez por 200 pesos.

- Se estableció la Movilidad jubilatoria para calcular los futuros aumentos.

- Se eliminó el sistema de capitalizació n y se creó el SISTEMA INTEGRADO PREVISIONAL ARGENTINO.

- INTERVENCION DEL PAMI

- Mejoras en las prestaciones y aumento de la cobertura, importante ahorro y recuperación de recursos.

- Subsidio para los afiliados con jubilación o pensión de un monto inferior a los $600 pesos

- Entrega gratuita de medicamentos para afiliados

EDUCACIÓN

- Ley de Financiamiento Educativo: se estableció un aumento progresivo de la inversión en educación hasta alcanzar el 6% del PBI. Ya llegamos al 5,2% del PBI en el 2007.

- El presupuesto universitario se duplicó.

- El salario de maestro de grado se triplicó

- Se construyeron mas de 400 escuelas.

- Restitución del régimen jubilatorio para científicos y docentes.

- Ley de Educación Técnica

CIENCIA Y TECNOLOGIA

- Jerarquizació n de la actividad científico tecnológica: aumento del presupuesto recursos y de los salarios de investigadores

- La Secretaría se convierte en Ministerio.

- Plan para repatriar científicos.

JUSTICIA Y CALIDAD INSTITUCIONAL

- Renovación e independencia de la Corte Suprema. Nuevo sistema para selección de los jueces, reducción de la cantidad de sus miembros

- Modificación del Consejo de la Magistratura para incrementar su transparencia eficiencia y agilidad.

- Reglamentació n, luego de trece años de sancionada la reforma de 1994, los decretos de necesidad y urgencia, decretos delegados y veto parcial.

REESTATIZACIONES

- Aysa. Ante incumplimientos reiterados, se rescindió el contrato de Aguas Argentinas y se creó la empresa nacional AYSA.

- Correo Argentino.

- Thales Spectrum: El Estado recuperó el control del espacio radioeléctrico.

- Aerolíneas Argentinas

- Tandanor.

- Ex area Material Córdoba.

- Creación de ENARSA.

- Yacimientos Carboníferos Río Turbio.

- Recuperación del 30% de Aeropuertos Argentina 2000.

- Rescisión contratos de concesión de algunos ferrocarriles por incumplimientos. (Metropolitano S.A. en el ramal del ferrocarril San Martín y la ex Línea Roca y Belgrano Sur)

- AFJP

- Incremento capital argentino en Repsol-YPF



DERECHOS HUMANOS

- Comenzaron los juicios por violaciones de los derechos humanos y se produjeron las primeras condenas.

- La Argentina adhirió a la convención sobre imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de lesa humanidad.

- Se estableció el 24 de marzo como el Día Nacional de la Memoria , la Verdad y la Justicia.

- Se creó el MUSEO DE LA MEMORIA – ESMA y el ARCHIVO NACIONAL DE LA MEMORIA así como la unidad especial de investigación de la desaparición de niños.

- Se les asignó reparación a hijos de desaparecidos, de las victimas del 19 y 20 de diciembre del 2001 y de las que fallecieron entre el 9 y el 12 de junio de 1956.

- Participación en el rescate humanitario de los rehenes de las FARC.

OBRA PÚBLICA

- La inversión en obras públicas representa diez veces más de lo que fue ejecutado en el 2002.

- El nivel de actividad en el sector vial alcanzó el máximo histórico producto de las inversiones públicas y privadas.

- Construcción de autopistas: 2.400 nuevos km de importancia estratégica para la integración territorial.

- Construcción de escuelas

ENERGIA

- Plan Energético Nacional 2004 - 2008, con una inversión prevista de más de $27.400 millones.

- Elevación cota de Yacyretá a 78 metros sobre el nivel del mar, adicionando 350 megavatios de generación

- Creación de ENARSA

- Plan de Reactivación Nuclear

- Plan Petróleo Plus y Gas Plus para incentivar la producción

- Río Turbio: Reinició sus actividades el Yacimiento Carbonífero Río Turbio

- Acuerdos con Petrobras para exploración offshore

POLITICA EXTERIOR

- Integración latinoamericana. Participación activa en foros regionales (Grupo de Río).

- Participación en el rescate humanitario de los rehenes de las FARC y en misiones humanitarias en la región.

- Reafirmación del multilateralismo en defensa de los intereses nacionales. Participación en el G20 y en la ronda de Doha.

- Fortalecimiento del MERCOSUR. Nuevos miembros

- Creación UNASUR

- Creación Banco del Sur

- Fortalecimiento relación con Brasil: eliminación del dólar en el comercio bilateral.

- Intensificació n relaciones comerciales con países del Hemisferio Sur

DEFENSA

- Luego de dieciocho años de demora, se reglamentó la Ley de Defensa Nacional

- Se incorporó la problemática de los derechos humanos en la formación de las Fuerzas Armadas...

- Se adecuaron las condiciones de ingreso y permanencia a las Fuerzas eliminando requisitos discriminatorios.

- Se derogó el Código de Justicia Militar.

Mario Benedetti



T a m b i é n


16/05/2009

Apreciaciones de Eduardo Galeano



Dijo que el mejor apoyo
que puede dar Estados Unidos a América Latina
es que "se bajen de nuestras espaldas".


El escritor uruguayo Eduardo Galeano habló durante la presentación el miércoles de su más reciente libro "Espejos" en Ciudad de México (México), donde afirmó que los países latinoamericanos deben inventar su futuro y redescubrir su camino de desarrollo y no implantar modelos copiados de otras partes. - EFE - México - 02/04/2009 09:59 - Público.es

El escritor uruguayo Eduardo Galeano afirmó el miércoles en la capital mexicana que los países latinoamericanos deben inventar su futuro y redescubrir su camino de desarrollo, no implantar modelos copiados de otras partes.


Durante la presentación de su más reciente libro "Espejos" ante varios centenares de lectores que se dieron cita en el Palacio de Bellas Artes, Galeano precisó que se debe conocer sus fortalezas y debilidades, saber que "hay ejemplos que se pueden seguir pero no modelos para implantarse".

El autor de "Las venas abiertas de América Latina" dedicó la presentación del libro en broma al "primer zapatista de Irak, es decir al periodista que le lanzó un zapatazo a (al ex mandatario de EEUU George W.) Bush, el presidente que destruyó con sus bombas los primeros vestigios de la civilización occidental, las tablillas de la cultura sumeria".

Galeano, que fue recibido con una ovación por los asistentes, afirmó que le da mucho gusto que Estados Unidos haya elegido un presidente negro "o casi negro" para que pueda acabar con el racismo que ha persistido durante siglos, "aunque mantiene el lenguaje imperial".

Parafraseando a un autor africano, dijo que el mejor apoyo que puede dar Estados Unidos a América Latina es que "se bajen de nuestras espaldas".

El escritor uruguayo, de 69 años, aseguró que la indiferencia de los jóvenes ante la democracia se explica porque la realidad es indigna de ser reconocida y afirmó que los políticos han decepcionado a la juventud y han convertido a la democracia en una ceremonia vacía para votar cada cuatro años, es "una misa sin dios".

"El mundo actual no es democrático, sino profundamente fascista, machista, militarista" y no es extraño que los jóvenes lo rechacen.

Afirmó que es muy alentador que en América Latina haya procesos que muestran la energía de los pueblos para el cambio.

Señaló que algunos de estos gobiernos, como el de Venezuela y Bolivia, han puesto a votación la revocación de su mandato, algo que ninguna de las democracias europeas se han atrevido a hacer.

Afirmó que otra decisión fue el reconocimiento del derecho de la naturaleza en la Constitución de Ecuador, algo que muchos países deberían imitar.

Sobre el tema de la lucha contra el narcotráfico en México y en otros países, el escritor señaló que Afganistán es el productor del 90% de la heroína que se consume en el mundo, pero está ocupado por tropas estadounidenses, por lo que habría que preguntarse si es verdadera la intención de combatir a fondo las drogas.

Por otro lado, se debe explicar cuales son los motivos que generan estas adicciones en Estados Unidos.

Durante la presentación del libro, la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Teresa Franco, destacó que Galeano desarrolló una actividad periodística desde la década de los 60.

Agregó que el escritor participó en diversas publicaciones en su país, aunque debió exiliarse en Argentina tras el golpe militar en 1973.

No obstante, en 1976 también se vio obligado a escapar de ese país y refugiarse en España, donde escribió "Memoria del Fuego".

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16/03/2009

Sobre UNASUR


05/03/2009 - UNASUR, Latinoamérica y la crisis - Roberto Páez González

El proceso constitutivo de Unasur había sufrido un grave traspié ante el conflicto entre Ecuador y Colombia, a raíz de la incursión colombiana, en territorio ecuatoriano, que mató al dirigente de las FARC, Raúl Reyes, pero los compromisos de los líderes sudamericanos en marzo de 2008, en el marco del Grupo de Río, reunido en Santo Domingo, República Dominicana, dieron salida al conflicto y fue una experiencia positiva en la solución de diferendos entre países de Latinoamérica, sin acudir a potencias extrarregionales.

El 23 de mayo de 2008, en Brasilia, once presidentes y un vicepresidente en representación de los doce países de América del Sur, firmaron el Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)¹ y dieron así un paso importante en la integración regional. La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, asumió por un año la presidencia pro témpore.

Dijo ese día la presidenta de Chile: "Pero no es el primer paso que hemos dado. Nuestra región es una región que ha tenido experiencias de integración, que se remontan al inicio de nuestras repúblicas, y acaso de nuestras naciones, y que dieron pasos importantes en el Siglo XX. Y estoy hablando del SELA, de la Comunidad Andina , del MERCOSUR, del SICA, del CARICOM y, más recientemente, de la Comunidad Sudamericana de Naciones".

Desde entonces, además de los objetivos planteados en el Tratado², se destaca la intervención de Unasur en el conflicto planteado en Bolivia durante 2008, en el que respaldó la institucionalidad, apoyando así al presidente Evo Morales. También, envió a Bolivia la misión Mattarollo para investigar la masacre de Pando.

Después de la Independencia , que para casi todos los países latinoamericanos fue al principio del siglo diecinueve, la búsqueda de convergencias atravesó la historia de los dos siglos que en la actualidad los países latinoamericanos conmemoran como el Bicentenario.

Bolívar hizo de la unión el principal estandarte, pero la región conoció largos períodos de dominación de las élites y oligarquías locales que trabajaron en sentido contrario.

Los países experimentaron largas guerras civiles que paralizaron duraderamente las iniciativas integradoras, y la inserción subordinada de los diversos países en la economía mundial -que fue el rasgo más general y permanente- selló la vinculación de cada uno con potencias políticas y económicas exteriores, a través del comercio internacional en el que se especializaron, basados en una o muy pocas exportaciones primarias.

Los procesos de industrialización posteriores a la crisis de 1929 -tanto la inconclusa, por sustitución de importaciones, como la industrialización sesgada por la inversión extranjera del desarrollismo de los años sesenta y setenta o la industrialización limitada del período neoliberal adelantado por las tristemente célebres dictaduras de Pinochet y compañía, acentuado por el contexto del Consenso de Washington y el auge de la financiarización, no llevaron a mejoras en las posiciones relativas de los países suramericanos en el concierto internacional.

El comercio intrarregional, por su parte, es menos de un quinto del comercio exterior de la región, lo que expresa un largo retraso en comparación con afinidades culturales existentes de antiguo y que bien podrían facilitar una economía regional mucho mejor articulada y más satisfactoria para alcanzar objetivos de desarrollo social y humano, así como promover al conjunto de los ciudadanos de los diversos países que la conforman.

Frente a esta crisis financiera y económica internacional Unasur es una instancia para la elaboración de una respuesta concertada de los países sudamericanos y también una oportunidad para expresar una concepción social de nuestro tiempo³.

Quito, capital de Ecuador, será la sede de la Secretaría General de UNASUR, pero el secretario general aún no fue designado. El presidente Correa impulsó la candidatura de Néstor Kirchner, ex presidente de Argentina, a ese puesto, pero fue vetado por el presidente de Uruguay (Argentina y Uruguay tienen un litigio por el establecimiento de la papelera Botnia en las cercanías de Fray Bentos, Uruguay). También se decidió hacer sesionar el Parlamento Suramericano en Cochabamba (Bolivia). Las realizaciones demoran, pero los desafíos están lanzados.

El presidente de Brasil afirmó que América del Sur dejaba de ser una zona geográfica para convertirse en una zona de integración. Tras haber tejido una alianza con Argentina, Brasl protagonizó esta convergencia y su presidente, Lula da Silva, presentó la propuesta de crear un Consejo de Defensa Suramericano al que sólo Colombia presentó objeciones.

Fue la fase final de una estrategia que comenzó con maniobras conjuntas entre Brasil y Argentina, realizadas con la hipótesis de conflicto de la defensa de los recursos naturales ante una potencia extracontinental.

Brasil tiene un 50 % de la población y del PIB regional y es uno de los principales países emergentes, con Rusia, China e India. La región puede aspirar a convertirse en un polo de poder global.

Lula anunció los objetivos de un banco central y una moneda única para la década 2010. Numerosos críticos dudan de su factibilidad habida cuenta de las disparidades y asimetrías entre los países de la región.

Pero el alcance y los enfoques de los cambios en marcha superan los horizontes posibles de épocas anteriores de estas convergencias y bloques regionales.

Unas referencias del contexto latinoamericano

Por ejemplo, en la « combocumbre » de Bahía, como la llamó el presidente Correa, se reunían, en diciembre de 2008, plenarios de Unasur, el Mercosur ampliado, el Grupo de Río y la Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC), 33 países representados.

Uno de los presidentes más conservadores, el mexicano Felipe Calderón, titular pro témpore del Grupo de Río aseveró: “nos encaminamos a formar una organización o una unión que ya no sólo se reúna en un esquema de cumbres, sino que nos organicemos con nuestras propias reglas, una unidad real formal sobre bases sociales, políticas y económicas”. En otras palabras, precisó enseguida, una OEA sin Estados Unidos, ni Canadá. Pero estos caminos incluyen a Cuba, junto al reclamo a EEUU de levantar el bloqueo.

El propio Calderón anunció, también, que los países de la región se reunirían en Chile para acordar una postura regional ante el G-20 de Londres, en abril, del que participarán Brasil, México y Argentina.

En el mismo evento, Hugo Chávez expuso que: “Somos 33 países al sur del Río Bravo, 20 millones de kilómetros cuadrados, 550 millones de habitantes, con un PBI de 3,5 millones de millones de dólares, 459.774 millones de dólares de reservas en el 2007, según la Cepal. Tenemos posibilidades de diseñar soluciones para enfrentar la crisis”. Y planteó destinar al menos un uno por ciento de esas reservas a un fondo común para compensar asimetrías regionales e impulsar proyectos de desarrollo.

Primeras conclusiones

Después de los dos siglos de los sueños de unidad latinoamericana, la realidad de la unión concreta en ámbitos institucionales una conciencia histórica de afinidades culturales y geopolíticas e intereses comunes.

En ciertos marcos económicos e institucionales, como Mercosur o Unasur, se da la talla para acometer nuevas políticas de integración de infraestructuras, promoción del comercio intrarregional y convergencias sudamericanas y latinoamericanas de los Estados para pesar más en el concierto internacional, actualmente -por ejemplo- en las deliberacioens y negociaciones del G 20.

Así, las instituciones latinoamericanas y coincidentemente los proyectos de Unasur, revelan –hoy- una participación de los Estados en un nuevo sujeto de cambio, recogiendo aspiraciones de los movimientos sociales y el interés común por lograr desarrollos económicos equilibrados y una distribución progresista de la renta, un dicho desarrollo social.

Aunque era el cometido del FMI la estabilidad del orden financiero internacional, éste no vio venir la crisis mientras se ocupaba de imponer el neoliberalismo a los países en desarrollo. Pero ahora, los efectos de la crisis afectan a los países emergentes y sus voces deben deben hacerse sentir para que la negociación de nuevas regulaciones financieras internacionales no contemplen un mero rescate financiero sin metas fundamentales de desarrollo social.

Dos de los tres países latinoamericanos del G 20 son Brasil y Argentina, de Unasur; el otro es México. Ellos tienen una gran responsabilidad en esta cita.


Notas

¹ Los doce países son: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay, Venezuela. Panamá es país observador.

² Uno de los párrafos dice que los países firmantes « RATIFICAN que tanto la integración como la unión suramericanas se fundan en los principios rectores de: irrestricto respeto a la soberanía, integridad e inviolabilidad territorial de los Estados; autodeterminación de los pueblos; solidaridad; cooperación; paz; democracia; participación ciudadana y pluralismo; derechos humanos universales, indivisibles e interdependientes; reducción de las asimetrías y armonía con la naturaleza para un desarrollo sostenible; »

³ Artículo 2 – Objetivo - La Unión de Naciones Suramericanas tiene como objetivo construir, de manera participativa y consensuada, un espacio de integración y unión en lo cultural, social, económico y político entre sus pueblos, otorgando prioridad al diálogo político, las políticas sociales, la educación, la energía, la infraestructura, el financiamiento y el medio ambiente, entre otros, con miras a eliminar la desigualdad socioeconómica, lograr la inclusión social y la participación ciudadana, fortalecer la democracia y reducir las asimetrías en el marco del fortalecimiento de la soberanía e independencia de los Estados.
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Versión de esta nota en francés en Ojos abiertos: http://ojosabiertosmag.wordpress.com/
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02/03/2009

PARA REFLEXIONAR


PAGINA 12 - Domingo, 1 de Marzo de 2009
EL PAIS › COMO SERA LA COMERCIALIZACION DE GRANOS

Adiós a las retenciones - Por Horacio Verbitsky

Ante la insistencia de las cámaras patronales agropecuarias en cuestionar las retenciones, el gobierno prevé reemplazar ese instrumento por un nuevo sistema de comercialización de granos. La historia del nuevo proyecto y las características de la Agencia a crearse, que el gobierno no asocia con la ONCA , ni el IAPI, ni las juntas de granos de la década de 1930, sino con los modelos desarrollistas de Canadá y Australia.

El gobierno nacional está dispuesto a suprimir las retenciones al comercio exterior de cereales y oleaginosas, que los exportadores pagan pero luego descuentan a los productores. La decisión se adoptó en respuesta a la insistencia de la Mesa de Enlace de las Cámaras Patronales Agropecuarias en cuestionar ese instrumento, con el apoyo de las principales fuerzas de oposición parlamentaria. En su lugar, se dispondría la creación de una Agencia de Comercialización, que compraría las cosechas asegurando un buen precio a los productores y se encargaría de su exportación. En cambio, no alcanzaría a puertos y silos. Las traders que en la actualidad concentran ese comercio podrían seguir actuando en el mercado, comprando materia prima para industrializarla y exportar luego los productos con valor agregado nacional. Según los funcionarios del Ministerio de Producción que trabajan en el proyecto, no tendría “reminiscencia del conservadorismo de la década de 1930” , con sus juntas de granos y de carnes, ni del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) del primer peronismo. Sería lo que califican como “una agencia moderna, propia del siglo XXI, inspirada en los entes de esas características que funcionan en países como Canadá y Australia”. Uno de sus objetivos seguiría siendo desacoplar la provisión interna de alimentos de los vaivenes de los mercados internacionales, pero con instrumentos más sofisticados, idóneos para diferenciar entre los intereses de distintos segmentos del sector y al mismo tiempo promover la industrialización en el país de la materia prima, que hoy se exporta a granel y es elaborada en plantas en el exterior que a veces son de las mismas comercializadoras. En Canadá funcionan tres juntas distintas: una negocia los precios de la cosecha, otra la comercializa y la última establece los niveles de siembra a los que deben atenerse los productores para obtener una máxima rentabilidad, al estilo de una OPEP agropecuaria interna. La nueva agencia estatal sólo abarcaría en una primera etapa la comercialización de los principales cereales y oleaginosas: trigo, maíz, girasol y soja. El gobierno cree que el nuevo esquema, al que califica de desarrollista, también podría provocar realineamientos entre las entidades gremiales y las fuerzas políticas, ya que estaría destinado a favorecer a medianos y pequeños agricultores y promover la creación de empleo industrial, a expensas de acopiadores y brokers que triangulan las ventas y así acaparan la mayor rentabilidad.

El rol del Estado
Durante los dos meses de negociaciones entre el ministro de la Producción , Julio De Vido, y el presidente de la Sociedad Rural , Hugo Biolcati, se acordó discutir toda la política agropecuaria salvo las retenciones, que el gobierno no estaba dispuesto a modificar porque afectaría las posibilidades del Estado de intervenir en la economía, cuando madura la peor crisis global en ocho décadas. La oposición política y gremial no valora esa reconstrucción de la autoridad política y su capacidad de regular las fuerzas del mercado y prefiere aplicarle el desdeñoso sustantivo “La caja”. Una audaz operación intelectual, martillada a través de una eficaz cadena de medios privados, estigmatiza esa recuperación del poder del Estado identificándola con corrupción, discrecionalidad y autoritarismo. Biolcati no sinceró a todos sus socios en la Mesa de Enlace la información sobre los encuentros con De Vido, hasta que este diario publicó los detalles hace dos semanas. Luego de una negativa inicial, Biolcati no tuvo más remedio que admitir la gestión que había emprendido y eso condujo, luego de un nuevo lockout patronal, al primer encuentro entre el gobierno y las cámaras patronales, el martes pasado.

Diálogo o confrontación
La representación oficial tomó como punto de partida los acuerdos De Vido-Biolcati. Cuando se pasó a cuarto intermedio hasta el próximo martes, la Mesa de Enlace afirmó que había comenzado un diálogo auspicioso. Los puntos presentados ese día por la ministra Débora Giorgi y el secretario de Agricultura Carlos Cheppi implican según el gobierno una reasignación en favor del sector de 1300 millones de pesos anuales. Sin embargo, al día siguiente los sindicalistas panzones volvieron al tono épico de 2008, que culminó con el rechazo de la resolución 125 en el Senado. Biolcati, Mario Llambías, Eduardo Buzzi y Carlos Garetto participaron de una audiencia pública en el Senado de la Nación con representantes de las dos coaliciones políticas opositoras que en octubre intentarán quebrar la mayoría parlamentaria kirchnerista: la del Peronismo de Pro, articulado por el ex senador Eduardo Duhalde, y la del Panradicalismo, con los restos de la UCR , la Coalición Cívica Libertadora de Elisa Carrió y las fuerzas que siguen al vicepresidente Julio Cobos. Los enardecidos discursos de dirigentes gremiales y políticos hicieron eje en el cuestionamiento a las retenciones y se prometieron insistir hasta obtener el quórum de 130 votos para sesionar y eliminarlas.

Cambio de escenario
El Poder Ejecutivo decidió prepararse para un cambio de escenario, que involucrara la supresión de las retenciones y un sistema distinto de comercialización. El proyecto oficial había sido mencionado por Giorgi en la reunión del martes. En los días siguientes, el ex director de la ONCCA y actual responsable de la AFIP , Ricardo Echegaray comenzó a reunir la información necesaria sobre logística, puertos, fletes, cantidad de empleados en cada eslabón de la cadena. Esto implicó a la línea administrativa de distintos entes, lo cual unido a la mención de Giorgi puso sobre alerta a las cámaras patronales. Esto se reflejó en las notas publicadas el viernes por Clarín y La Nación , los dos diarios cuyas empresas editoras son al mismo tiempo copropietarias de la feria Expoagro, en la que se realizan cada año negocios por unos 300 millones de dólares y que han sido sostén fundamental de las cámaras agropecuarias en su batalla con el gobierno de CFK. De inmediato, la Sociedad Rural y Carbap hicieron conocer su disgusto. Los grandes productores que representan tienen una relación privilegiada con las empresas comercializadoras. Pese a que la filtración provino de sus propias filas, Biolcati se apresuró a declarar que una medida de ese tipo no podía anunciarse por los diarios y sugirió que pasado mañana las cámaras patronales podrían desertar del nuevo encuentro. La interpretación de los voceros del sector es que se trata de una amenaza oficial para inducir la venta del remanente de la cosecha anterior de soja, que los productores retienen en bolsas para forzar al gobierno a reducir o eliminar las retenciones, que hoy son de un 35 por ciento, bastante más que el porcentaje que estarían pagando si rigiera la resolución 125. Las fuentes oficiales no confirman esa apreciación y más bien señalan la necesidad de dar un corte definitivo a un conflicto que no tiene solución en los términos en que se ha planteado hasta ahora. En su lugar propondrán una reforma estructural coherente con la situación internacional, en la que el Estado acude al rescate de las fuerzas enloquecidas de un mercado que, sin otra lógica que la maximización de ganancias, precipitó una crisis mundial. Un proyecto de creación de una Empresa Nacional de Promoción y Control Comercial Agropecuario y Agroalimentario, Enpyccaa, fue presentado en 2007 por el diputado del Frente para la Victoria Alberto Cantero Gutiérrez, presidente de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados. Otro pertenece al bloque de Solidaridad e Igualdad, separado del ARI cuando Carrió concretó su apertura a la derecha liberal. Un integrante de ese bloque dijo que si el proyecto oficial va en serio y no es un mero apriete para negociar, el SI está abierto a considerarlo. De este modo el gobierno podría sumar por izquierda los votos que se le han desgranado por derecha.

Páginas de historia
La pugna por el ingreso con el sector agropecuario no es un hecho nuevo en la política argentina y resulta natural vincularla con las condiciones en que se realiza el comercio exterior de granos, carnes, oleaginosas y sus subproductos industrializados. Este año se cumplen tres cuartos de siglo de la denuncia del senador demoprogresista Lisandro de la Torre sobre las ganancias extraordinarias de los frigoríficos extranjeros a partir de la devaluación dispuesta por el ministro de Hacienda Federico Pinedo, que incrementó el precio al público sin mejorar el ingreso de los pequeños y medianos ganaderos, y por la enorme diferencia entre los precios que pagaban por la carne en la Argentina y los que percibían por su venta en el mercado británico. Esa historia fue narrada en un libro por el contador de la comisión investigadora que integró De la Torre , Samuel Yasky, tío abuelo del secretario general de la CTA. Los frigoríficos entregaban una suma reducida de divisas al cambio oficial, sobre un precio muy inferior al que obtenían, y el resto lo negociaban en el mercado libre o lo dejaban en el exterior. Algunas de esas condiciones se reproducen hoy con cereales y oleaginosas. El comercio exterior está como hace 75 años en manos de unas pocas compañías extranjeras, o ahora también de origen local pero trasnacionalizadas, entre ellas la Aceitera General Deheza, del aún senador del Frente para la Victoria Roberto Urquía, lo cual señala los límites de la construcción política oficial. El debate de 1935 contiene instructivas enseñanzas. El ministro de agricultura Luis Duhau preguntó: “¿Lo único que interesa es el consumidor?” frase a la que le haría eco en 1976 el presidente de la Sociedad Rural , Celedonio Pereda, citado por Rodolfo J. Walsh en su Carta Abierta a la Junta Militar : “Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos”. Precursor de algunos de los anfitriones de la Mesa de Enlace en el Senado, Pinedo se había separado del Partido Socialista y aliado con el conservador Demócrata Nacional. En cambio el senador socialista Alfredo L. Palacios apoyó a De la Torre y le transmitió el dato central, recibido de tres obreros, que fueron despedidos por la infidencia: el vapor Norman Star estaba por salir del puerto llevando 21 cajones con los documentos sobre costos que las empresas exportadoras se habían negado a entregar, alegando sucesivamente que los habían quemado y que eran parte de su propiedad privada. Con el material secuestrado, De la Torre describió un “régimen de monopolio”. Como la Dirección de Réditos no fiscaliza a las empresas frigoríficas “pagan lo que ellas mismas establecen y defraudan la renta”. El Anglo pagó en 1933 siete veces menos que el pequeño frigorífico local Grondona y Compañía, aunque exportaba treinta veces más. Como resultado del trabajo de la comisión, la Dirección de Réditos incrementó en 185 veces el cálculo de las ganancias del Anglo. Esta semana el director de la AFIP , Ricardo Echegaray, se reunió con el presidente de las cámaras de la Industria Aceitera y de Exportadores, Raúl Padilla, titular también de la trader Bunge y lo exhortó a que sus socios paguen la diferencia entre lo que liquidaron y lo que correspondía por sus operaciones del año pasado. Las cerealeras se preparan para resistir en la justicia, que consideran propicia, y el gobierno cree tener un as imbatible en cada manga para forzarlas. Cuando la Sociedad Rural clamó que debía buscarse “la verdad objetiva, prescindiendo de consideraciones ideológicas o políticas”, De la Torre respondió que la representación de los ganaderos “se molesta al solo anuncio de que se va a investigar un monopolio”, responsable del despojo de los productores, las condiciones miserables de trabajo de los obreros de los frigoríficos y sus salarios mezquinos, y que por cuestionar esa situación le habían hecho una leyenda de violencia. Sin cohibirse, demostró que uno de los beneficiarios de los precios de privilegio que pagaba el monopolio era el propio ministro Duhau, quien no tuvo otra respuesta que atribuirle propósitos electoralistas. De la Torre presentó también un proyecto sustituyendo el monopolio de hecho por un monopolio estatal y exigió que las compañías frigoríficas mejoraran las viviendas y los salarios de los obreros. También intervino contra De la Torre el senador Matías Sánchez Sorondo, autor de un proyecto de “ley de represión del comunismo, el anarquismo y el sindicalismo”, fuerzas “que lo mismo emplean el libro, el folleto, el discurso, la tribuna, la bomba” para impulsar su “propaganda subversiva” con el fin de “destruir la religión, la familia y la propiedad privada, los tribunales de justicia, el Ejército y la policía”, discurso afín al dirigido contra el actual gobierno en algunos de los piquetes de la abundancia. Aquel debate concluyó el 23 de julio de 1935. Duhau derribó a De la Torre con un empellón. Un guardaespaldas del ministro se acercó arma en mano y el otro senador demoprogresista de Santa Fe, Enzo Bordabehere, se interpuso y recibió el balazo mortal en la espalda. En diciembre el presidente Agustín P. Justo pidió la renuncia de Duhau y Pinedo, pero fue preciso aguardar hasta la llegada al gobierno de Juan Perón para que un frigorífico estatal fuera bautizado con el nombre de Lisandro de la Torre y se nacionalizara el comercio exterior, mediante el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI), que usó los precios diferenciales a favor del desarrollo industrial y la distribución del ingreso. Aunque hoy lo parezca, no es una medida revolucionaria. Formó parte de todos los documentos de la resistencia peronista, como los de Huerta Grande y La Falda , y en setiembre de 1970 la propuso José Ignacio Rucci, a dos meses de asumir como secretario general de la CGT , junto con la nacionalización de la banca, el seguro y la industria, la participación obrera en la propiedad y gestión de las empresas, la reforma impositiva y la planificación económica. Estas páginas de historia muestran que la confrontación del actual gobierno con las cámaras patronales agropecuarias es necesaria pero no suficiente y parece tan errado oponerse como conformarse. El realineamiento en cierne, que implica tanto riesgo como oportunidad, podría ser el mejor modo de acercarse a octubre, para que el voto popular decida si acompaña o abandona un proyecto de transformación planteado sobre ejes claros.

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03/02/2009

Era hace diez meses ...

El otoño al acecho

Pronto será la rentrée –como dicen en Francia- en Argentina. He vuelto a releer una carta enviada a amigos en abril de 2008 y me pareció que no está demás ofrecerla aquí, hoy 3 de febrero de 2009. Roberto Páez González.

H:

He enviado esta carta a un amigo y después la estoy enviando a algunas personas más para recabar pareceres acerca de lo que ahí digo y sobre la necesidad de poner a debate estos temas. La carta se refería a dos notas publicadas hace poco en PAGINA 12 (de GRUNER y FEINMANN) y la necesidad de debate se extiende a la nota de BORON y seguramente a otras que se van a publicar. Copio debajo las cuatro cosas. Sé que no te gusta perder el tiempo, pero a lo mejor tengo la suerte de que puedas dedicarme un poquito para contestarme amplia o sintéticamente.
Gracias,
Roberto

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LA CARTA

Domingo 20.04.08


Estoy frente al artículo de contratapa de José Pablo Feinmann, porque –volviendo del tenis, aquí en París son las 14h50- mi esposa que, hablaba por teléfono con Marta Ema cuando abrí la puerta, me pasó el aparato, y Marta Ema me dijo que era un buen artículo. Y en esta nota que leo, Feinmann habla de un artículo de Grüner, del miércoles pasado, también en Página 12, y que hube leído el día de su publicación.
Vivo en París, como un parisiense más, después de haber sido un exiliado entre otros cuantos. Quiero decir que para mí, ahora, es normal vivir en París. Aunque también hago lo que puedo para sentirme normalmente y bien en Argentina, cuando voy a mi país o pienso en él. Y también cuando estoy en Buenos Aires, de donde soy oriundo, o cuando repaso mentalmente sus cuatro estaciones, los cartoneros y los sueños que nos llevaron lejos .
Feinmann se queja: « No hay debate de ideas ». El periodismo juega un papel parcial. Suscribo, para qué andar con rodeos. El paro llamado agrario o ahora la quema de los pastizales me vuelven a hacer pensar en Menem. A mí, como argentino en el exterior, el presidente Menem me hacía sentir vergüenza. En el ahora, también me agrede que chicos de 6 ó 7 años tengan que ir a trabajar, como dice la nota de hoy de Laura Vales (El círculo de la pobreza) relativa a la actividad de Susana Aparicio en diez provincias para estudiar el trabajo infantil en el agro, que cuenta cosas que ya me contaba mi papá de cuando él era chico, cuando era chico yo, que nací en 1944.
Me insulta y me amenaza lo que pasó con Jorge Julio López y lo que pasa con Patti. Pero no soy el único que reconoce un número de resultados de los gobiernos de Kirchner y de Cristina Fernández, por más que me haya criado antes que ellos y no les deba nada.
Hace unos tres años, cuando los ecos que me llegaban del país empezaron a sorprenderme favorablemente, empecé a creer que era posible llevar adelante una lucha por la justicia social y la convergencia sudamericana y en cierto modo puedo decir que me siento un poco decepcionado. Pero de ahí a defender la procesión cincuenticinquista en la versión de los vástagos hay un mundo de diferencia.
El temor a la movilidad descendente es un tic clasemedia, como apunta Feinmann. Pero al final, no es tampoco lo que más cuenta. Lo mismo que el error del gobierno de unirlos a todos en contra. No, señor. Lo que cuenta es que los adalides de la legitimidad fragmentada -a la que se refirió Elisa Carrió al finalizar los cómputos de las elecciones- ya tenían y siguen teniendo montado el tinglado for export de la irritación de la sociedad civil y el decorado de rechazo de la opinión pública moldeada por los medios periodísticos trabajados por largos años de idiosincracia neoliberal.
Les salió demasiado bien. No se lo esperaban del todo. Pero ahora que pudieron contarse se preguntan qué margen hay para alzarse con el paquete, después de haber probado a desestabilizar el gobierno legal y legítimo, que tiene el 93,75 % de su mandato por delante.
Acá, en París, tuvimos el gusto de ver, el 7 de abril próximo pasado, a la presidenta inaugurando el Jardin des Mères et des Grands-mères de la Place de Mai, al lado del Pont Mirabeau. Puede ser que los argentinos que vivimos aquí estemos tranquilos y cómodos. No tengo que ocultar que es mi caso. Pero a muchos –y también es mi caso- nos preocupa lo que pasa en el país. Y creemos que los argentinos que vivimos fuera del país no somos menos argentinos que los que residen en sus fronteras.
Por eso, también, durante la reunión convocada por el ministro Barañao -que tuvo lugar ayer en la Casa Argentina de la Cité Universitaire- la nutrida concurrencia de científicos fue unánime en señalar que era la primera vez que un gobierno los tomaba en cuenta. Pero los deseos de cooperar con el país no siempre encuentran vías adecuadas para canalizarse.
En el territorio nacional pasa eso también. Con toda seguridad, son grandes pero desperdiciadas las capacidades favorables a una evolución que modernice la vida política, aporte crecimiento con redistribución de ingresos (un desarrollo social), y logre insertar a Argentina en la complementación de los países de la América meridional y en el multilateralismo.
Contra todo eso, el egoísmo de la clase media se erige en un proceso de estupidización del país. Se confirma el momentaneísmo de la convergencia de 2001 y reaparece el coqueteo con los ricos de verdad y con los poderosos de dentro y fuera. Como los criollos que estaban contra los indios cuando Túpac Amaru y Túpac Katari. Como la traición de la burguesía industrial en el 55 (ver por ejemplo, Frigerio y la traición de la burguesía industrial, Esteban Rey, 1959) . . .
¿Es necesario renunciar a que estén de acuerdo con la justicia social? No. Es necesario insistir en convocarlos para el cambio. Recordarles que las cacerolas recientes no tienen el papel del 2001, sino como dice Feinmann, las de los pinochetistas o las del barrio chic de Altamira, en Caracas, que precedieron el golpe contra Hugo Chávez.
La « ideología proto-golpista, clasista y aun racista » que denuncia Grüner existe, es un peligro y debe ser enfrentada por todos los que tenemos una experiencia dolorosa de lo que ha sido su práctica hegemónica en nuestra sociedad. También por quienes han comprendido la evolución reciente de Argentina. Racismo, machismo (entre otras cosas la violencia en los estadios de fútbol y en el mundo del fútbol), pasividad ante los programas de imbecilización televisiva, debilidad por el autoritarismo y la « mano fuerte », etc. Hay un grave problema cultural, de cultura social.
Al principio de su nota, Grüner le atribuye mucha importancia a los errores del gobierno. Que los hubo. En cambio, la situación revela una vez más estos temas de fondo de la sociedad argentina y –aunque sólo fuera por eso- tenemos que tomarnos en serio esta manifestación de mal humor de la clase media.
Muchos insistieron en que por ser media clase no alienta proyectos políticos. En cualquier caso, no es provechoso para el país que sea la fuerza de choque de los interes antinacionales y antipopulares. Más que considerar los errores del gobierno es preciso subrayar la irresponsabilidad, y establecer límites entre el disenso político y el boicoteo del país o la ayuda a los vendepatria.
Por otra parte, el título de Grüner, « ¿Qué clase(s) de lucha es la lucha del “campo”? » me hizo pensar en la ardua cuestión de la conducción política. ¿Puede haber lucha de clases y simultáneamente conciliación de clases? Mi respuesta es que sí. Por cuánto tiempo, mi respuesta es que depende. Naturalmente, cualquiera puede recordar fácilmente la alianza obrero-campesina de Lenin, así como el problema algebraico invocado pot Trotsky. Me sitúo al margen de todas las ortodoxias y me permito poner uno junto a otro a todos los maestros del pensamiento.
Me temo que la lucha de clases esté bastante enmascarada y que como ocurre, tanto en ciencias duras como en las sociales, aunque la apariencia forme parte de la realidad, también la oculta muchas veces. Como el tango que dice « se tiran conmigo » acá está claro que se tiran contra el gobierno. ¿Y por qué? ¿Porque es reformista-burgués? Entre una Argentina que quiere festejar el mundial del 78 y una Argentina que quiere tener una memoria como país hay bastante diferencia. Esa es una polarización que cabe aunque no agote los problemas que se presentan en la actualidad a los ciudadanos. Pero se tiran contra el gobierno porque estuvo y está en una parte de esa polarización.
¿Lucha de clases actual, donde se retoma una que hubo antes? Sí. Y no. Si, simplemente porque fue necesaria mucha violencia para impedir que se planteara el asunto de la justicia social y ese asunto tiene todas las cualidades de lo ineludible. No, porque no se plantea de la misma manera y eso tal vez sea una oportunidad. Antes llegó a ser dominante la idea o la sensación del triunfo ineluctable del socialismo y ahora estamos en la sensación de que los socialismos que realmente existían dejaron de ser paradigma o panacea.
Pero igual, la justicia social es un tema ineludible y tiene que encontrar formas de ser en la práctica.
Bueno, Grüner no está de acuerdo en utilizar « las reservas fiscales » para pagar « la maldita deuda » y a nosotros no nos gusta tampoco. Con una diferencia: durante el gobierno anterior fue una búsqueda de libertad de acción y ahora, con el país más encarrilado sería simplemente una concesión, a menos que formara parte de un reescalonamiento conveniente, con una solución del tema de la deuda con el Club de París.
Por cierto, los cantos de sirena por los cuales algunos pretenden que los países pequeños del FMI tengan más peso son totalmente a descartar de esa negociación. El Fondo le hizo demasiado daño a Argentina, como para que además Argentina tenga que ser complaciente. Hay cláusulas de los acreedores que le otorgan un papel al Fondo, pero el respeto a la soberanía nacional es un valor superior, si es que el Fondo y los acreedores lo quieren comprender ...
Con eso juegan, también, con el encantamiento de nuestra clase media: ¡no sea cosa que los acreedores se enojen, pardiez!
Pero como en el futuro estaremos todos muertos, como supo decir Keynes, en el hoy por hoy, qué duda cabe, la lucha de clases se viste de puja -no distributiva, nos dice Grüner- sino « interna a lo que en aquellos tiempos pre-eufemísticos se llamaba la clase dominante ». Lo que no nos parece una descripción adecuada, porque aunque haya puja interna, hay también puja distributiva. Y más de una. En cambio, suscribimos la afirmación siguiente : « Pero, pero: un gobierno legítimamente electo por la mayoría no es directamente miembro de aquellas clases dominantes, aunque inevitablemente tienda a actuar sus intereses. » Y desde luego, compartimos que con la eficacia que sea y pese a sus limitaciones este gobierno es mucho mejor que todas las actuales opciones de recambio que se postulan.
Después, Grüner nos hace ver los fantasmas de lo peor y también que no son sólo fantasmas. Incluyendo las cacerolas reaccionarias, el « meeting de lo más granado de la derecha internacional en Rosario », las otras desestabilizaciones operadas en América del Sur, en la frontera colombo-ecuatoriana, con el separatismo en la media luna de Bolivia, etc.
Hace poco le escuché decir a Norberto Galasso en el Sindicato de Farmacia, que ya antes América del Sur tuvo una coyuntura progresista, con Allende, Velasco Alvarado y aquí en Argentina y tuvimos que asistir a una inversión reaccionaria. No se trata de ejercer el pesimismo. Ni lo de Galasso ni lo que digo es por pesimismo, pero como hombre prevenido vale por dos, demos a la observación de Grüner toda la importancia que merece. Al menos, porque se sabe que los imperialistas no cesan en su acoso a los procesos populares o de independencia nacional.
En pocas palabras, de Grüner, hasta « el ABC de la más básica sociología estructural-funcionalista– entre grupo de pertenencia y grupo de referencia » nos permite comprender la subordinación de la clase media a las clases altas y sus verdaderos ejes de poder.
Claro que como la primera magistrada no profesa una ideología de lucha de clases, eso, para Grüner representa una limitación. Para mí, si así fuera, no. La ideología de la lucha de clases es en parte tributaria de una teoría de la lucha de clases. Pero es mucho peor la ideología, porque condensa una teoría con desaciertos y muchas tradiciones equivocadas. La primera mandataria no comete al hacerlo ningún error fundamental cuando lo que intenta comunicar es que ella trata de ser la presidenta de todos los argentinos y que el conflicto y sus formas afectan a todos los argentinos.
¿Lo dice, además, porque es peronista, como dice Grüner? Tampoco me parece relevante. Me parece que, en realidad, la primera mandataria sabe que hay una lucha de clases de fondo, pero que no es didáctico describir el conflicto en términos que se prestarían a otras confusiones. Pero la advertencia de Grüner acerca del odio de la oligarquía « a cualquier gobierno, sea cual fuere su política, que osara insinuar que algunas cositas menores las iba a decidir él » es válida. Algunos se refirieron a esos temas con el nombre de bonapartismo. De cualquier modo, lo de las etiquetas no es lo principal.
Sí que es necesario destacar lo que dice Grüner : « las clases dominantes también luchan: la aplicación sistemática, sea a punta de bayoneta o por políticas “pacíficas”, de la reconversión capitalista “neoliberal”, eso es lucha de clases, emprendida por la clase dominante contra las dominadas y sus aún magras conquistas anteriores. » y eso es algo que no hay que perder de vista. Como decía Marx, son las clases burguesas las que empiezan la lucha de clases.
Ahora que, cuando Grüner evoca a D’Elia y a Moyano como sustitutos de una movilización de masas populares, aunque los nombres sólo sean una taquigrafía nos parece un error. No porque, al contrario, el gobierno actúe deseando la movilización popular, sino porque más simplemente D’Elia y Moyano son líderes de movilizaciones que no alcanzan a expresar lo que fueron las movilizaciones de masas del pasado y tampoco parecen ser embriones de unas movilizaciones futuras, aunque –otra vez- como dijo Keynes, sabemos muy poco del futuro.
Volviendo a Feinmann, estamos con él y no con Grüner, cuando éste no ve que haya dos modelos. Además, Grüner se contradice, en cierto modo, cuando un poco más abajo destaca que la ofensiva contra el gobierno pretende deslegitimar la posibilidad de intervención del Estado.
¿Pero es cierto que una parte importante de la sociedad argentina haya dado un giro a la derecha? Coyunturalmente, instrumentada por la clase alta, la clase media ha actuado contra el gobierno por mezquindad y estupidez. ¿Se mantendrá esa tónica o existe una permeabilidad de la clase media frente a enfoques que revelen mejor los intereses en juego y el propio interés de muchos ciudadanos de clase media de vivir en un país mejor?
Nos gusta el párrafo final de Grüner, que dice : « Y también, y sobre todo . . . no tenemos derecho a equivocarnos sobre dónde está el peligro mayor. Sobre dónde estará: porque esto –tregua o impasse o compás de espera, como se quiera llamarlo– recién empieza ».
Y otra vez volvemos al artículo de Feinmann: « Al reformismo burgués le dicen populismo y, para ellos, es la peste ». Justamente: son populistas por ejemplo Hugo Chávez, Evo Morales. Y ni qué decir tiene los anteriores que se podrían nombrar. Afortunadamente, Ernesto Laclau explicó mejor el tema. Aun así la tozudez, el idiotismo y los principales interesados por el lado de la oligarquía y el imperialismo tienen vida dura.
Algunos saben bien cómo son las cosas y les interesa presentarlas de esa manera. Otros no se dan cuenta, como tampoco alcanzan a ver que es más bien el mercado el que estructura al Estado, que no al revés. Y por mercado hay que comprender también el mercado internacional, el cual, a su vez, asigna los recursos al ofrecer rentas diferenciales a poderosos empresarios de agronegocios.
También coincidimos en advertir a Grüner : « Inútil, Eduardo, que insistas tanto en decir que no estás “a favor” del Gobierno. Sólo con lo que dijiste la ralea comunicacional y la derecha te tildarán de “cristinista”, “kirchnerista” y, lo siento, “peronista”. Son así. », pero agregaríamos que hay que dar la lucha contra la ralea comunicacional y pedir más a este gobierno y llevar la lucha de las ideas por el desarrollo social a la sociedad argentina.
Me alegra mucho recordar que Marta Ema me dijo que leyera artículo de Feinmann
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LOS ARTICULOS MENCIONADOS


PAGINA 12 - 16/04/2008

¿Qué clase(s) de lucha es la lucha del “campo”? - Por Eduardo Grüner *

En estas líneas, Eduardo Grüner ensaya un juicio provisorio del conflicto agrario. Desde una postura contraria a las medidas “objetivamente reaccionarias” de los productores rurales, señala los “gravísimos errores” del Gobierno, repasa la ideología burguesa de “odio clasista” y advierte que nunca desde la restauración democrática “la derecha había ganado la calle con una base de masas tan importante”. Más allá del carácter ni confiscatorio ni redistributivo de las retenciones —argumenta—, lo que está en juego es la legitimidad del Estado para intervenir en la economía.

No es, todavía, hora de “balances” más o menos definitivos. Sí de detener, por un momento, la ansiedad, y de ver dónde está parado cada uno. El que esto escribe está en contra de las medidas (sobredimensionadas, extorsivas, objetivamente reaccionarias, y actuadas en muchos casos con un discurso y una ideología proto-golpista, clasista y aun racista) tomadas fundamentalmente por uno de los sectores más concentrados de la clase dominante argentina en perjuicio de la inmensa mayoría. No es algo tan fácil de explicar brevemente. Hay que empezar por señalar una vez más los gravísimos “errores” cometidos por el Gobierno. Están, por descontado, los errores “tácticos” inmediatos: la desobediencia a los más elementales manuales de política que recomiendan dividir al adversario, y no unirlo (y ni qué hablar de, además, dividir el frente propio); o la torpeza de apoyarse en personajes un tanto atrabiliarios de los cuales se sabe que –por buenas o malas razones– van a caer “gordos” a la llamada “opinión pública”. Pero más acá de estos “errores”, están los que no son “errores tácticos”, sino opciones estratégicas: no profundizar en la medida necesaria las políticas (tributarias y otras) de redistribución del ingreso, utilizar buena parte de las (inauditas) reservas fiscales para seguir saldando la maldita deuda; renovar los contratos de ciertos medios de comunicación que, debería el Gobierno saberlo, más tarde o más temprano se le pondrán en contra (y aquí, como en muchos otros casos, se ve cómo una opción estratégica se transforma rápidamente en un error táctico), y que lo hicieron de la manera más desvergonzadamente interesada de las últimas décadas. Ninguna de estas opciones estratégicas son algo para reprocharle al Gobierno. Reprochárselas –al menos, de la manera en que lo ha hecho cierta “izquierda” dislocada o cierta intelectual(idad) bienpensante y ya ni siquiera “progre” que, pasándose de la raya, cruzó definitivamente la frontera hacia la derecha– sería, paradójicamente, hacerse demasiadas ilusiones sobre un Gobierno que en ningún momento prometió otra cosa que la continuidad del capitalismo tal como lo conocemos. Vale decir: un Gobierno propiamente “reformista-burgués”, como se decía en tiempos menos eufemísticos. La situación, pues, no puede ser juzgada sino por lo que realmente es: una puja (no “distributiva” sino) interna a lo que en aquellos tiempos pre-eufemísticos se llamaba la “clase dominante”.

El inmediato mal mayor

Pero, pero: un gobierno legítimamente electo por la mayoría no es directamente miembro de aquellas “clases dominantes”, aunque inevitablemente tienda a “actuar” sus intereses. Y, en un contexto en el que no está a la vista ni es razonable prever en lo inmediato una alternativa consistente y radicalmente diferente para la sociedad, no queda más remedio que enfrentar la desagradable responsabilidad de tomar posición, no “a favor” de tal o cual gobierno, pero sí, decididamente, en contra del avance también muy decidido de lo que sería mucho peor; y si alguien nos chicanea con que terminamos optando por el “mal menor”, no quedará más remedio que recontrachicanearlo exigiéndole que nos muestre dónde queda, aquí y ahora, el “bien” y su posible realización inmediata. Porque el peligro del mal “mayor” sí es inmediato. En estas últimas semanas se han condensado potencialidades regresivas que muchos ingenuos creían sepultadas por un cuarto de siglo de (bienvenido) funcionamiento formal de las instituciones. ¿Exageramos? Piénsese en los “síntomas”, “símbolos”, “indicadores”, y también, claro, hechos. Nunca en este cuarto de siglo la derecha (económica, social y cultural, y no solamente política) había ganado la calle con una “base de masas” tan importante –incluyendo, sí, a esos “pequeños productores” cuyas legítimas reivindicaciones fueron bastardeadas, incluso por ellos mismos, al rol de “mano de obra” de los grandes “dueños de la tierra”–, hasta el punto de transformarse en un verdadero movimiento social del cual mucho oiremos en adelante. No solamente la calle, sino también el aire: nunca antes había sido tan férreo el consenso “massmediático” para apoderarse del Verbo público –como lo dijo inspiradamente León Rozitchner– con el objeto de aturdir hasta el mínimo atisbo de un pensamiento autónomo, no digamos ya “crítico”. Nunca antes las cacerolas habían sido tan bien disfrazadas de diciembre de 2001 argentino cuando en verdad representan –en inesperado retorno a su auténtico “mito de origen”– un septiembre de 1973 chileno. Nunca antes había habido una tan oportuna coincidencia con un aniversario del 24 de marzo. Nunca antes había habido una tan puntual coincidencia con un meeting de lo más granado de la derecha internacional en Rosario. Y ya que de “internacionalismo” se trata, nunca antes había habido una coincidencia tan “contextual” con las avanzadas desestabilizadoras –obviamente fogoneadas desde mucho más al Norte– sobre las “novedades” –no importa ahora lo que se piense de cada una de ellas– sudamericanas, desde las aventuras bélicas de Uribe en la frontera ecuatoriana (y por refracción, venezolana) hasta la feroz ofensiva oligárquico-separatista contra Evo Morales. Nunca antes se había conseguido reimponer el insostenible mito de que es el “campo” lo que ha construido a la “patria” (en una nefasta época esa construcción, se decía, había estado a cargo del Ejército Argentino, que era, al igual que el “campo”, incluso anterior a la nación: una asociación inquietante), cuando, sin meternos con la historia, sabemos que hoy –lo acaba de demostrar impecablemente el economista Julio Sevares– su contribución al PBI es mínima. O el igual de anacrónico mito de que estamos ante una batalla épica entre el “campo” y la “industria”, cuando hace ya décadas que los intereses de esos dos sectores actualmente ultra-concentrados en anónimas sociedades multinacionales –que incluyen, y en lugar destacado, a la “industria cultural” y los medios– entrecruzan sus intereses de manera inextricable, bajo el comando de las grandes agroquímicas, los pools sembradores, o los trusts de exportación cerealera.

El odio de la burguesía

Y a propósito de esto último, que atañe a la estructura de clases en la Argentina actual, nunca antes –posiblemente desde el período 1946/55– se había desnudado de manera tan grosera y frontal la violencia (por ahora “discursiva”) de la ideología de odio clasista de la burguesía y también de cierto sector de la llamada “clase media”; es este odio visceral e incontrolable, y no alguna desinteresada defensa del mitificado “campo”, es ese clasismo-racismo, él sí “espontáneo”, el que constituye la verdadera motivación para participar en los “piquetes paquetes”, desentendiéndose de la “contradicción” de estar orgullosamente haciendo lo mismo contra lo cual putean cuando se les corta la huida por Figueroa Alcorta. Que nunca haya sido tan pertinente, pues, el análisis de clase para juzgar un conflicto, no significa ejercer ningún reduccionismo de clase: las “clases altas” y las “clases medias” no tienen, es obvio, los mismos intereses materiales inmediatos; pero en la Argentina hace ya muchísimo que las segundas subordinaron sus intereses materiales a largo plazo a su patética, servil, identificación con los de las primeras, y es por eso que tan a menudo han trabajado de “mano de obra” de ellas, y en las peores causas. No hace falta ser un sofisticado marxista para entenderlo: bastaría citar la diferencia elemental –que constituye el ABC de la más básica sociología “estructural-funcionalista”– entre grupo de pertenencia y grupo de referencia.

Se equivoca pues la primera mandataria al decir que lo que se juega en este conflicto nada tiene que ver con la lucha de clases. Una vez más, no cabe reprochárselo: ella es peronista, y por lo tanto lo cree sinceramente. El problema es que crea que basta creerlo (o desearlo) para que la cosa no exista. No advierte, tal vez, la paradoja –por otra parte perfectamente explicable por la propia historia del peronismo histórico– de que el Gobierno que ella preside, aunque en “última instancia” represente compleja y ambiguamente, y con algunos escarceos defensivos de la autonomía del Estado, los intereses estructurales de la “clase dominante”, para la ideología estrecha de esa clase dominante, que ha hecho tan buenos negocios en este último lustro, representa los intereses (¿habría que decir: “simbólicos”?) de las otras clases, y por lo tanto su gobierno es el chivo expiatorio del “odio de clase” en una época en que, por suerte, ya no pueden hacerse pogroms masivos ni aplicarse científicos planes de exterminio colectivo. La clase dominante argentina está desde siempre acostumbrada a no tolerar ni siquiera aquellos tímidos escarceos “autonomistas” por parte de ningún gobierno (por lo menos, de ninguno “civil” y legalmente elegido: porque sí toleraron la mucha “autonomía” estatal de que gozaron las dictaduras militares para aplicar sus políticas económicas tanto como represivas). Aquella famosa consigna setentista –“Y llora llora la puta oligarquía, porque se viene la tercera tiranía”– era, entre otras cosas menos defendible, una ironía sobre el sempiterno tic de la burguesía, consistente en calificar de “tiránico”, “autoritario” o “dictatorial” (aunque en estos tiempos posgramscianos se diga “hegemónico”, como si la hegemonía no fuera el objeto mismo de la política) a cualquier gobierno, sea cual fuere su política, que osara insinuar que algunas cositas menores las iba a decidir él. Aunque parezca inverosímil, los acusaron de “comunistas”, “socialistas”, “nazifascistas”, sólo porque intentaron tomar algunas decisiones que, sin ser claramente opuestas a los “intereses dominantes”, no representaban una obediencia automática y directa a los amos del Capital.

La lucha de clases

Nada muy diferente está sucediendo ahora: puesto que llevamos un cuarto de siglo de democracia institucional, es en nombre de esa misma “democracia” que se usan los mismos (des)calificativos contra este Gobierno, al que se identifica, disparatadamente, como la otra parte en la “lucha de clases”. Y tal vez la Presidenta, aunque oscuramente, intuya esto, y por ello se defiende de lo que toma como una “acusación”. Pero, lo lamentamos: la lucha de clases no existe, pero que la hay, la hay. Muchos “progres”, al igual que este Gobierno, creen que no la hay porque las masas populares no están movilizadas en una contraofensiva dirigida al avance de la derecha. Pero, primero: las clases dominantes también luchan: la aplicación sistemática, sea a punta de bayoneta o por políticas “pacíficas”, de la reconversión capitalista “neoliberal”, eso es lucha de clases, emprendida por la clase dominante contra las dominadas y sus aún magras conquistas anteriores. Como lo es claramente el mantener desabastecidos a los sectores populares, con su inevitable consecuencia inflacionaria (algo que, a decir verdad, viene ocurriendo indirectamente desde mucho antes, dadas las cuotas de exportación ayudadas por el dólar alto y el consiguiente desequilibrio entre oferta y demanda en el mercado interno). Segundo: si las masas populares están desmovilizadas, también es porque este Gobierno (y sobre todo todos los anteriores, si bien éste no ha hecho nada importante para subsanarlo, limitándose en este terreno a administrar lo ya acumulado) las ha desmovilizado, aun cuando en defensa propia le hubiera convenido, incluso con los riesgos que hubiera representado para un gobierno “reformista-burgués”, tenerlas a ellas en la calle antes que, pongamos, a D’Elía o Moyano (y se entenderá, suponemos, que con esos nombres estamos simplemente haciendo una taquigrafía, y no imputaciones a personas). Como no las ha movilizado, la ofensiva de clase de las fracciones más recalcitrantes de la burguesía fue contra su “adversario” visible, el Gobierno: otra, y para nada menor, opción estratégica transformada en error táctico.

En fin, no estamos –hay que ser claros– ante una batalla entre dos “modelos de país”; el modelo del Gobierno no es sustancialmente distinto al de la Sociedad Rural. Pero la derecha y sus adherentes ideológicos no toleran la más mínima diferencia de “estilo” con su modelo, del cual creen ser los únicos dueños, y sus primeros benefactores. ¿Tomar conciencia de ello hará que el Gobierno, aunque fuera “en defensa propia”, pergeñe un “modelo” diferente? No parece lo más probable. Tiene razón Alejandro Kaufman: todo esto no nos ha hecho pasar a la “gran política”; pero también es cierto que, bien jugada, podría ser la ocasión de al menos atisbar ese pasaje a una suerte de “gran relato” de la política. De que nuestros debates principales ya no sean (aunque por supuesto habrá que seguir haciéndolos, en otra perspectiva) las mentiras del Indec o el dinero de Santa Cruz emigrado a Suiza, sino los que atañen, efectivamente, al “modelo”, incluyendo un modelo integral y planificado a largo plazo para el “campo”. Pero si esta ofensiva de la derecha triunfa, esa ocasión se habrá perdido por décadas.

La legitimidad del Estado

En este relativamente nuevo contexto, no podemos quedar atrapados (otra vez, sin que haya dejado de ser necesario hacerlas también) en las discusiones sobre los detalles “técnicos” del conflicto. Hoy, ahora, el problema central ya no son (y tal vez nunca lo fueron en serio) las benditas “retenciones”. En un registro “puramente” económico –lo acaba de demostrar Ricardo Aronskind– ya se está discutiendo la renta a futuro del 20 por ciento de los “dueños” que controlan el 80 por ciento de la “tierra”, y no centralmente las retenciones actuales. Ya lo sabemos: ni el aumento de las retenciones móviles a las rentas extraordinarias del “campo” supone, no digamos ya una medida “confiscatoria” (¡¡!!), sino ninguna “pérdida” importante para un “campo” que nunca ha ganado tan extraordinariamente; ni, del otro lado, es estrictamente cierto que las retenciones sean una medida ampliamente “redistributiva” que vaya a mejorar decisivamente la brutal injusticia social que aún campea en la Argentina. Pero esto no significa que las retenciones (no, claro, por sí mismas, pero sí en la trama de una política nacional articulada que incluyera muchas otras medidas) no podrían y deberían contribuir a esa redistribución. Si la derecha gana, se habrá creado un peligroso antecedente de deslegitimación de la intervención del Estado en la economía, y esto impediría, o al menos obstaculizaría gravemente, que este Gobierno (si es que en algún momento reorienta sus opciones estratégicas) o cualquier otro futuro, sí utilizara las retenciones u otras medidas semejantes con fines redistributivos. Eso, en el mejor de los casos. En el peor, una parte nada despreciable de la sociedad argentina habrá completado un enorme e integral giro a la derecha del cual difícilmente habrá retorno. La situación obliga, a todo el que sienta una mínima responsabilidad ante aquella sociedad, a sentar con la mayor nitidez posible una posición. Insistamos: no necesariamente a favor del Gobierno, sino inequívocamente en contra de intentonas que a esta altura ya nadie puede dudar que son intencionalmente o no (pero más bien sí) “desestabilizadoras”, “golpistas”, “reaccionarias”. Los “golpes” ya no son hechos con tanques e infantería, pero no por eso han caducado: la especulación económica, la insidia mediática de las medias verdades y las enteras mentiras, la corrupción verbal de los epítetos clasistas y racistas, la confusión consciente de la parte con el todo –sea a favor o en contra del Gobierno o del “campo”– suelen tener un efecto más lento pero incomparablemente más profundo que los mucho más visibles uniformes con charreteras. El Gobierno deberá tomar cuidadosa nota de las “novedades” que se han producido. Y también, y sobre todo, deberemos hacerlo nosotros, los que –sin ser totalmente o siquiera en parte “pro-Gobierno”– no tenemos derecho a equivocarnos sobre dónde está el peligro mayor. Sobre dónde estará: porque esto –tregua o impasse o compás de espera, como se quiera llamarlo– recién empieza.

* Sociólogo, ensayista, profesor de Teoría Política y de Sociología del Arte (UBA).

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PAGINA 12 - 20/04/2008

Lo que hay y lo peor - Por José Pablo Feinmann


No hay debate de ideas. Lo que se expone sirve para propulsar intereses, ocultándolos. Cuando uno cree que va a encontrar ideas se topa con textos de relevante pobreza. Son tiempos devaluados. En ese aspecto. En otros, son tiempos de furiosa beligerancia. Pocas veces –salvo en jornadas inminentes a golpes de Estado–, el periodismo jugó un papel tan importante, tan brutal, tan parcial como en estos momentos. Todo el periodismo –no sé cuál será la excepción, seguramente este diario, al que todos agreden como oficialista o directamente servil: vivimos en la época de los agravios, no de las ideas– apunta sus dardos contra el Gobierno. El nivel de ideas, de conceptos, de análisis es tan pobre, que no hay con quien polemizar. Si uno, hoy, dice: “Las retenciones al agro, por medio de un Gobierno con tenues tendencias a intervenir en la economía, son importantes para una paulatina redistribución de la riqueza, aun cuando, como todos sabemos, ese Gobierno no quiere ir más allá de un proyecto democrático, capitalista, con toques de distribucionismo, de un keynesianismo que lo acerca, aunque levemente, al Estado de Bienestar del primer peronismo, el que se explayó, sobre todo, entre 1946- 1952” , uno pasa un lunes tranquilo, el teléfono suena poco, no lo agreden en las radios, ningún medio de lumpen-periodismo le discute algo. Primera causa: porque no entendieron casi nada. Segunda causa: si entendieron algo, temen discutir en esos términos. Si uno, en cambio, dice: “El llamado ‘campo’ es proto-golpista”, lo llaman de todos lados, o no lo llaman y lo agreden, lo insultan, a los diez minutos de “proto-golpismo” se pasó directamente a “golpismo” y ahí están todos opinando, lengüeteando palabras a diestra y siniestra, todos grandes profesores, grandes opinólogos, grandes, en fin, formadores de opinión. Que eso, es cierto, es en lo que se han convertido. Convencen a “la gente” de cualquier cosa. Todos enemigos de un Gobierno que, en el mayor error que cometió, en un error acaso suicida, les regaló los medios. Ese error puede ser grave –no sólo para este Gobierno– sino para la democracia de este país. Porque lo que a través de ellos se explicita es el racismo, el odio de clases, el odio a la negrada, el odio a los inmigrantes, un machismo repugnante que late en todos los agravios a la Presidenta (que se formulan, ante todo, agraviando su condición de mujer, de aquí que se le diga “neurótica”, “histérica” o “que habla con un tonito que no se aguanta”), el apoyo a todos los que se enfrentan a un Gobierno elegido democráticamente y cuya legalidad, aun en medio de sus feroces ataques, debieran aclarar que respetan. Imposible: es hablar en el desierto. Se trata de una cruzada sin retorno.

No tengo espacio aquí para entrar en la cuestión populismo-mercado (que es la antinomia que hoy realmente está en juego), porque el tema es para ser desarrollado extensamente. Hoy, en este diario, si alguien quiere leerlo, ese tema está: en el suplemento que publico domingo tras domingo, hoy, sus dos primeros parágrafos abordan esta cuestión. El primero lleva por título: Pasado y presente de la batalla entre el intervencionismo estatal y el libre mercado. El segundo: La palabra clave de la distribución del ingreso: “retención”. Mi contratapa, hoy, es ésa. No es casual. Le estoy dedicando un amplio espacio al golpe de 1955 porque, en él, todo está prefigurado. También lo que pasa hoy. En el plano económico, el golpe de 1955 vino para destruir el intervencionismo estatal peronista (expresado, sobre todo, por el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio, IAPI) e implantar la economía de la libertad absoluta del mercado respaldada por el apoyo financiero externo, ya que es, en ese momento, cuando nuestro país ingresa al Fondo Monetario Internacional.

Ante la pasmosa pobreza conceptual recibí con alegría una nota de Eduardo Grüner, publicada en este diario. Admiro a Grüner y he leído con pasión sus libros. Es profesor de Teoría Política y de Sociología del Arte en la Universidad de Buenos Aires. La gente conoce más a Chiche Gelblung que a él, desde luego. Pero así es “la gente”.

Grüner señala que las medidas tomadas “por uno de los sectores más concentrados de la clase dominante argentina” son “sobredimensionadas, extorsivas, objetivamente reaccionarias, y actuadas en muchos casos con un discurso y una ideología proto-golpista, clasista y aun racista”. Totalmente de acuerdo. El sector de la clase dominante o, si usted prefiere, de la clase dirigente o, para ahondar más la cuestión, del “establishment”, de eso que es, realmente, el Poder y no el Gobierno (con lo cual les señalamos a ciertos progres, que creen estar luchando contra el Poder desde la “libertad de prensa”, que no lo están haciendo, ya que el Gobierno, lejos, muy lejos, está de ser el Poder sino que sólo es el Gobierno), que está enfrentando al Gobierno que preside Cristina F. es el sector agrario, encabezado por la Sociedad Rural y utilizando como tropa a los llamados “pequeños productores” que, al haberse encolumnado con los poderosos, revelan que son pequeños muy a su pesar y que no lucharán contra los grandes sino que buscan ser como ellos. Ninguno de los “pequeños” habría engrosado la manifestación de los “grandes”, ni siquiera un almacenero, si quisiera en verdad ser diferente de los “dueños de la tierra”, pero no. Quieren dejar de ser peones de los grandes y pasar a ser patrones de sus peones propios. Actúan como clase media que son. La clase media teme “bajar” y ser clase baja, negrada, clase obrera o excluida social, quiere trepar y ser clase alta. La “unidad” del 2001 fue una ilusión hiper-momentánea. “Piquetes, cacerolas, la lucha es una sola.” No, la lucha no es una sola. La clase media juega a favor del establishment porque ésa es su meta en la vida: trepar en la escala social. La unidad con los piquetes del 2001 fue una medida coyuntural de supervivencia. Ahora está donde quiere estar: caceroleando para los dueños de la tierra, para la Sociedad Rural, dándole cuerpo a la protesta, espesor, ruido y cierta masividad. (A propósito: olvidarse de la “cacerola”. La “cacerola” nació como instrumento de las señoras bien de Chile para derrocar al comunista Allende y traer al democrático Pinochet. Nunca me gustó la cacerola aquí, en el país. Siempre me olió a conchetaje chileno. A septiembre de 1973. Al preludio de la masacre chilena, que fue el preludio de la nuestra.)

Grüner, creo, se equivoca cuando escribe: “En fin, no estamos –hay que ser claros– ante una batalla entre dos ‘modelos de país’; el modelo del Gobierno no es sustancialmente distinto al de la Sociedad Rural”. ¿No? ¿Y todo este desmadre, entonces, por qué? Grüner dice que el proyecto del Gobierno y el de la Sociedad Rural son sustancialmente no-distintos porque los dos son capitalistas. Califica al Gobierno de “reformista-burgués”. ¿Y qué podría ser? ¿Lo que dice algún jovencito del PO, que acaba de leer el Manifiesto Comunista? ¿Debería ser revolucionario socialista? Hoy, un gobierno reformista burgués es mucho más de lo que la Sociedad Rural, todo el establishment y los Estados Unidos están dispuestos a aceptar en América latina. Al reformismo burgués le dicen populismo y, para ellos, es la peste. Grüner (que está a infinita distancia intelectual de cualquier jovencito que asoma al mundo de la politología) lo sabe y se rectifica a sí mismo. Lo que aquí se juega es un choque entre “lo que hay” y “algo mucho peor”. Entre un gobierno populista, con tendencias a la distribución del ingreso y al intervencionismo de Estado, y la más rancia, la más poderosa, la más represiva derecha de América latina. Es cierto que “a lo que hay” hay que pedirle que sea más. Pero no ahora. Ahora “lo que hay” es, para la derecha, intolerable. Y busca desestabilizarlo, cuanto menos. De aquí que, Eduardo, porque es mi amigo, es mi compadre aunque tengamos diferencias, que son menores ante los monstruos que nos amenazan, aclara que no está a favor del Gobierno sino en contra “de intentonas que a esta altura ya nadie puede dudar (...) que son ‘desestabilizadoras’, ‘golpistas’, ‘reaccionarias’”. Y aclara que no debemos equivocarnos “sobre dónde está el peligro mayor”. Inútil, Eduardo, que insistas tanto en decir que no estás “a favor” del Gobierno. Sólo con lo que dijiste la ralea comunicacional y la derecha te tildarán de “cristinista”, “kirchnerista” y, lo siento, “peronista”. Son así.

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PAGINA 12 - 30/04/2008

Opinión

Burgués sí, pero, ¿reformista? - Por Atilio A. Boron


En el marco del desafío planteado por el lockout de los empresarios agrícolas se planteó el debate sobre los alcances políticos de la medida. En estas páginas, el sociólogo Eduardo Grüner argumentó que estaba en juego la legitimidad del Estado para intervenir en la economía y alertaba sobre los peligros “si la derecha gana”. El politólogo Atilio Boron se suma a la polémica cuestionando el “reformismo” del actual gobierno.

Eduardo Grüner publicó un interesante y sugestivo artículo con el título “¿Qué clase(s) de lucha es la lucha del ‘campo’?” (Página/12, 16 abril 2008) con el cual tengo algunos acuerdos pero también bastantes discrepancias. Quisiera tratar sólo una de éstas: su definición, a mi modo de ver muy generosa, del kirchnerismo como un gobierno “reformista-burgués”. Sin embargo, esta caracterización provocó pocos días después la crítica de José Pablo Feinmann quien dijo que sería infantil esperar que el gobierno de Cristina fuera “revolucionario socialista”. Y agregó, “hoy, un gobierno reformista burgués es mucho más de lo que la Sociedad Rural, todo el establishment y los Estados Unidos están dispuestos a aceptar en América latina. Al reformismo burgués le dicen populismo y, para ellos, es la peste”.

Es cierto que el reformismo burgués sigue siendo tan inaceptable hoy como en 1954, cuando el ensayo tímidamente reformista burgués de Jacobo Arbenz en Guatemala fue ahogado en un baño de sangre, y el Che conoció muy bien esa historia como para sacar las adecuadas lecciones del caso. Pero, ¿sobre qué base califican tanto Grüner como Feinmann al gobierno de los Kirchner como “reformista”? ¿Cuáles fueron las reformas que impulsaron y ejecutaron? Por supuesto, no es este el lugar para realizar un balance de lo actuado en el período abierto con la asunción de Néstor Kirchner el 25 de mayo del 2003. Digamos, eso sí, que el mayor acierto del período fue la política de derechos humanos, más allá de algunas inconsistencias (entre otras cosas, expresadas en la total incapacidad para proteger testigos como Julio Jorge López, desaparecido como en los tiempos de la dictadura) y que el otro logro de la gestión, menos importante que el anterior, se produjo en el campo de la política exterior, acompañando –no obstante sin mayor protagonismo– el embate de Chávez en contra del ALCA. No obstante, mismo en este terreno el panorama no dejó de tener llamativos contrastes porque simultáneamente Kirchner rechazaba reiteradas invitaciones para visitar Cuba, se mantenía al margen de la Cumbre de los No Alineados realizada en La Habana y viajaba a Nueva York, en 2006, para participar en la Asamblea General de la ONU rematando su viaje con una insólita visita a la Bolsa de Valores de Nueva York y declaraciones, a cuál más desafortunada, sobre el futuro capitalista de la Argentina. Para colmo, el año pasado cedió ante la presión de Washington e impulsó la aprobación, con fulminante rapidez, de una absurda legislación “antiterrorista” que en manos de cualquier otro gobierno puede ofrecer el marco legal necesario para la completa criminalización de la protesta social y la disidencia política.

Esos son los dos puntos fuertes del kirchnerismo, ayer y hoy. Admitido. Pero, ¿dónde están las reformas que excitan la generosidad de Grüner y la réplica de Feinmann? No las veo. Para los incrédulos los invito a comparar la gestión del kirchnerismo ya no con el reformismo socialdemócrata escandinavo sino con las del primer peronismo, el del período 1946-1950. En aquellos años se fortaleció al movimiento obrero, se aprobó una vasta legislación laboral sin parangón en la periferia capitalista (vacaciones pagas, aguinaldo, jubilaciones, estabilidad laboral, indemnizaciones por despidos, tribunales de trabajo, accidentes laborales, obras sociales, etcétera), se creó el IAPI, el Banco de Crédito Industrial, la flota mercante del Estado, Aerolíneas Argentinas, y se nacionalizaron el Banco Central, los depósitos bancarios, los ferrocarriles, los teléfonos, la electricidad y el gas. Durante su exposición en la Cámara de Diputados, en 1946, Perón pronunció, a propósito de la nacionalización del Banco Central, unas palabras que es oportuno recordar en los tiempos que corren en donde el pensamiento único no cesa de alabar las virtudes de la supuesta independencia de los bancos centrales. “¿Qué era el Banco Central? –se preguntaba Perón–. Un organismo al servicio absoluto de los intereses de la banca particular e internacional. Por eso, su nacionalización ha sido, sin lugar a dudas, la medida financiera más trascendental de estos últimos cincuenta años.” Aparte de eso, el Estado pasó a ocupar un lugar decisivo en la promoción de la industrialización y sus obras públicas –caminos, diques, escuelas, hospitales– cubrieron prácticamente toda la geografía nacional. Además se sancionó una nueva Constitución, en 1949, en la cual se establecía una serie de derechos sociales a tono con las conquistas que en ese terreno se estaban produciendo en el capitalismo europeo.

Un Estado inexistente

¿Y ahora? El Banco Central está en manos de un Chicago boy y la obra pública paralizada. El Estado, destruido por el menemismo, sigue postrado: no puede apagar un incendio de pastizales en una llanura porque carece sea del dinero, o de la idoneidad, para adquirir un avión hidrante canadiense que cuesta menos de veinte millones de dólares y que hubiera acabado con el fuego en un santiamén; no puede abastecer de monedas a la población; no puede regular ni supervisar el funcionamiento de las empresas privatizadas, y entonces los usuarios del ferrocarril periódicamente incendian estaciones y formaciones para hacer oír su protesta; no puede cobrarle impuestos a Aeropuertos 2000 y entonces se asocia en calidad de “socio bobo” y minoritario a la empresa en lugar de exigir el pago de lo adeudado; no puede garantizar que los caminos y rutas privatizadas estén en correcto estado de mantenimiento mientras decenas de viajeros mueren a diario en horribles (y evitables) accidentes; asiste de brazos cruzados a la desintegración de la red ferroviaria nacional y como única política propone un “tren bala”; no exige a las aerolíneas privatizadas que cumplan un diagrama de vuelos que sirva para integrar las principales ciudades del país, que los fines de semana se quedan aisladas; se muestra indiferente ante el saqueo de los recursos naturales, desde el petróleo y el gas hasta los minerales, y ante el gravísimo deterioro del medio ambiente causado por las explotaciones mineras; prosigue sumido en un estupor catatónico ante el calamitoso derrumbe de la educación y la salud públicas, sin que se le ocurra poner un centavo para remediar la situación, al paso que se ufana de los 50.000 millones de dólares atesorados –al igual que Harpagón, el protagonista de El avaro de Molière– mientras el pueblo pasa hambre, no puede educarse ni cuidar de su salud. Pese a disponer de una mayoría absoluta en ambas Cámaras del Congreso –que vota a libro cerrado cualquier proyecto que ordene la Casa Rosada–, Kirchner no envió una sola propuesta para reformar la estructura tributaria escandalosamente regresiva de la Argentina o para establecer una legislación que posibilitase un combate efectivo contra el desempleo, la exclusión social y la pobreza. Tampoco iniciativa alguna para recuperar el patrimonio nacional rematado durante el menemismo. Un gobierno que, por otra parte, a más de cinco años de inaugurado todavía no definió una política de distribución de ingresos, consolidación del mercado interno y desarrollo nacional. Es cierto que se disminuyó la proporción de pobres e indigentes, pero ésta aún se encuentra por muy encima de los valores existentes al inicio de la actual fase democrática de la Argentina, hace un cuarto de siglo. Con un agravante: que este gobierno dispuso de una coyuntura económica excepcional, como ningún otro en nuestra historia, lo que torna aún más imperdonable que una parte al menos de esa riqueza no hubiera llegado a satisfacer las demandas populares. Y pese a sus estentóreas denuncias en contra de la dictadura, dos piezas maestras de ese régimen: la Ley de Entidades Financieras y la Ley de Radiodifusión continúan en vigencia hasta el día de hoy. La renta financiera sigue estando libre de impuestos así como las ganancias resultantes de la venta de sociedades anónimas. Y el Gobierno sigue sin otorgarle el reconocimiento oficial a la CTA y convalidando, de ese modo, el control político de los sectores populares en manos de una burocracia cuyo desprestigio es absoluto. Esto explica, en gran medida, la indiferencia popular ante la ofensiva del mal llamado “campo”: el pueblo no salió a la calle a defender su gobierno porque no lo siente suyo. Y tiene razón. Sería bueno que el Gobierno dedicara algún tiempo a reflexionar sobre la génesis de esta alarmante pasividad popular.

La anterior es una lista incompleta y parcial, pero suficiente para demostrar que bajo ningún criterio mínimamente riguroso estamos en presencia de un gobierno reformista. Es un gobierno “democrático burgués” (con todas las salvedades que suscita esta engañosa expresión), pero donde el componente “burgués” gravita mucho más que el “democrático” y en donde el reformismo sólo existe en el discurso, no en los hechos. Es asombroso escuchar, como ha ocurrido reiteradamente en los últimos años, las invocaciones de los distintos ocupantes de la Casa Rosada exhortando a los argentinos a redistribuir el ingreso y a repartir de modo más equitativo la riqueza. En fechas recientes la Presidenta volvió a insistir sobre el tema, a propósito del paro agrario. Pero, si no lo hace el Gobierno, ¿quién lo puede hacer? ¿Qué esperan? Si por mí fuera emitiría un decreto de necesidad y urgencia desde mi cátedra de Teoría Política y Social de la UBA instituyendo una radical reforma del régimen impositivo y utilizaría ese dinero para mejorar los ingresos de todos quienes estén por debajo o un poco por encima de la línea de pobreza, pero, ¿quién me haría caso?, ¿qué juez atendería la demanda de los eventuales beneficiarios?, ¿cómo podría obligar a los contribuyentes más ricos y a las grandes empresas a pagar el nuevo impuesto? El Gobierno debería abstenerse de formular ese tipo de estériles exhortaciones.

El posibilismo es inaceptable

Creo que lo anterior demuestra con claridad que no hay “reformismo burgués”. ¡Ojalá lo hubiera! No porque el reformismo satisfaga mis esperanzas sino porque al menos nos posibilitaría avanzar unos pocos pasos en la construcción de una verdadera alternativa, es decir, una salida post capitalista a esta crisis sin fin en que se debate la Argentina, sea en el estancamiento tanto como en la prosperidad económica (que llega a unos pocos).

Por eso es que disiento de lo que plantea Grüner cuando dice que “si alguien nos chicanea con que terminamos optando por el ‘mal menor’ no quedará más remedio que recontrachicanearlo exigiéndole que nos muestre dónde queda, aquí y ahora, el ‘bien’ o su posible realización inmediata.” ¿Dónde queda el “bien”? Eso lo sabe Grüner tanto como yo: el “bien” es el socialismo. Pero mientras maduran las complejas condiciones para su construcción es posible la realización inmediata de algún “bien”, de algunas reformas que pongan fin a la escandalosa situación en que nos hallamos. ¿O me va a decir que hará falta una revolución socialista para aproximar la estructura tributaria de la Argentina a la que tienen países como Grecia y Portugal en la Unión Europea, para no hablar de la que existe en Escandinavia? ¿Será preciso asaltar el Palacio de Invierno para que las retenciones al agro –totalmente justificadas en la medida en que se discrimine entre los distintos estratos del patronato agrario– se coparticipen con las provincias y sean asignadas exclusivamente a combatir la pobreza y a reconstruir la infraestructura física del país y no al pago de la deuda? ¿Tendremos que subirnos a la Sierra Maestra para que el Estado regule cuidadosamente el desempeño de las privatizadas y avance en un programa de “desprivatización” para aquellas que se compruebe que han estafado al fisco y a los usuarios? ¿Habrá que esperar el cañonazo del Aurora para derogar la Ley de Entidades Financieras de Martínez de Hoz? En suma: no es un tema de chicanas o recontrachicanas, sino de exigirle al Gobierno que haga lo que debe hacer. Que tenga la osadía de ser un poquito reformista. Y si no hace lo que hay que hacer es porque no quiere, no porque no puede. Y si no quiere no veo la razón para que tengamos que apoyarlo en contra de un fantasmagórico “mal mayor”, espectro invariablemente agitado por quienes quieren que nada cambie en este país y que termina en el posibilismo y la resignación. Como creo que estas dos actitudes son inadmisibles, ética y políticamente, es que me opongo a entrar en el repetido juego de “nosotros” o el “mal mayor”, que desde hace décadas viene empujando a la Argentina hacia el abismo y hacia nuestra degradación como sociedad. Tiene razón Grüner cuando dice que “no estamos ante una batalla entre dos modelos de país; el modelo del Gobierno no es sustancialmente distinto al de la Sociedad Rural”. Corrijo: es un solo modelo, pero no es el de la Sociedad Rural, pobrecita, sino el de los grandes ausentes de este debate y que los compañeros del Mocase oportunamente trajeron al primer plano en su nota del viernes 25 en Página/12: es el modelo del gran capital transnacional, cuyas naves insignia en materia agraria son Monsanto, Dupont, Syngenta, Bayer, Nidera, Cargill, Bunge, Dreyfus, Dow y Basf. Y si este modelo prosperó fue porque desde Menem hasta nuestros días –aclaro, dada la susceptibilidad ambiente, que me parece un disparate decir como lo hace cierta izquierda trasnochada, que este gobierno es igual al de Menem– no hubo un solo gobierno, tampoco el de los Kirchner, que intentara cambiar el modelo agrario-exportador y poner fin a la sumisión de nuestro país a las transnacionales. Todos facilitaron cada vez más las cosas para que la Argentina se convierta en una especie de emirato sojero, y si hoy el Gobierno se queja de la rapacidad “del campo” sería bueno que se interrogue por qué no hizo nada para impedir que lleguemos a esta situación. Por lo tanto, lo de “reformista” es una concesión gratuita a un gobierno que, por lo menos hasta ahora, no ha hecho ningún esfuerzo serio para hacerse acreedor de ese calificativo.

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