Quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos

Quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos
Ricardo Carpani, 1991, acrílico sobre papel

16/03/2009

Sobre UNASUR


05/03/2009 - UNASUR, Latinoamérica y la crisis - Roberto Páez González

El proceso constitutivo de Unasur había sufrido un grave traspié ante el conflicto entre Ecuador y Colombia, a raíz de la incursión colombiana, en territorio ecuatoriano, que mató al dirigente de las FARC, Raúl Reyes, pero los compromisos de los líderes sudamericanos en marzo de 2008, en el marco del Grupo de Río, reunido en Santo Domingo, República Dominicana, dieron salida al conflicto y fue una experiencia positiva en la solución de diferendos entre países de Latinoamérica, sin acudir a potencias extrarregionales.

El 23 de mayo de 2008, en Brasilia, once presidentes y un vicepresidente en representación de los doce países de América del Sur, firmaron el Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)¹ y dieron así un paso importante en la integración regional. La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, asumió por un año la presidencia pro témpore.

Dijo ese día la presidenta de Chile: "Pero no es el primer paso que hemos dado. Nuestra región es una región que ha tenido experiencias de integración, que se remontan al inicio de nuestras repúblicas, y acaso de nuestras naciones, y que dieron pasos importantes en el Siglo XX. Y estoy hablando del SELA, de la Comunidad Andina , del MERCOSUR, del SICA, del CARICOM y, más recientemente, de la Comunidad Sudamericana de Naciones".

Desde entonces, además de los objetivos planteados en el Tratado², se destaca la intervención de Unasur en el conflicto planteado en Bolivia durante 2008, en el que respaldó la institucionalidad, apoyando así al presidente Evo Morales. También, envió a Bolivia la misión Mattarollo para investigar la masacre de Pando.

Después de la Independencia , que para casi todos los países latinoamericanos fue al principio del siglo diecinueve, la búsqueda de convergencias atravesó la historia de los dos siglos que en la actualidad los países latinoamericanos conmemoran como el Bicentenario.

Bolívar hizo de la unión el principal estandarte, pero la región conoció largos períodos de dominación de las élites y oligarquías locales que trabajaron en sentido contrario.

Los países experimentaron largas guerras civiles que paralizaron duraderamente las iniciativas integradoras, y la inserción subordinada de los diversos países en la economía mundial -que fue el rasgo más general y permanente- selló la vinculación de cada uno con potencias políticas y económicas exteriores, a través del comercio internacional en el que se especializaron, basados en una o muy pocas exportaciones primarias.

Los procesos de industrialización posteriores a la crisis de 1929 -tanto la inconclusa, por sustitución de importaciones, como la industrialización sesgada por la inversión extranjera del desarrollismo de los años sesenta y setenta o la industrialización limitada del período neoliberal adelantado por las tristemente célebres dictaduras de Pinochet y compañía, acentuado por el contexto del Consenso de Washington y el auge de la financiarización, no llevaron a mejoras en las posiciones relativas de los países suramericanos en el concierto internacional.

El comercio intrarregional, por su parte, es menos de un quinto del comercio exterior de la región, lo que expresa un largo retraso en comparación con afinidades culturales existentes de antiguo y que bien podrían facilitar una economía regional mucho mejor articulada y más satisfactoria para alcanzar objetivos de desarrollo social y humano, así como promover al conjunto de los ciudadanos de los diversos países que la conforman.

Frente a esta crisis financiera y económica internacional Unasur es una instancia para la elaboración de una respuesta concertada de los países sudamericanos y también una oportunidad para expresar una concepción social de nuestro tiempo³.

Quito, capital de Ecuador, será la sede de la Secretaría General de UNASUR, pero el secretario general aún no fue designado. El presidente Correa impulsó la candidatura de Néstor Kirchner, ex presidente de Argentina, a ese puesto, pero fue vetado por el presidente de Uruguay (Argentina y Uruguay tienen un litigio por el establecimiento de la papelera Botnia en las cercanías de Fray Bentos, Uruguay). También se decidió hacer sesionar el Parlamento Suramericano en Cochabamba (Bolivia). Las realizaciones demoran, pero los desafíos están lanzados.

El presidente de Brasil afirmó que América del Sur dejaba de ser una zona geográfica para convertirse en una zona de integración. Tras haber tejido una alianza con Argentina, Brasl protagonizó esta convergencia y su presidente, Lula da Silva, presentó la propuesta de crear un Consejo de Defensa Suramericano al que sólo Colombia presentó objeciones.

Fue la fase final de una estrategia que comenzó con maniobras conjuntas entre Brasil y Argentina, realizadas con la hipótesis de conflicto de la defensa de los recursos naturales ante una potencia extracontinental.

Brasil tiene un 50 % de la población y del PIB regional y es uno de los principales países emergentes, con Rusia, China e India. La región puede aspirar a convertirse en un polo de poder global.

Lula anunció los objetivos de un banco central y una moneda única para la década 2010. Numerosos críticos dudan de su factibilidad habida cuenta de las disparidades y asimetrías entre los países de la región.

Pero el alcance y los enfoques de los cambios en marcha superan los horizontes posibles de épocas anteriores de estas convergencias y bloques regionales.

Unas referencias del contexto latinoamericano

Por ejemplo, en la « combocumbre » de Bahía, como la llamó el presidente Correa, se reunían, en diciembre de 2008, plenarios de Unasur, el Mercosur ampliado, el Grupo de Río y la Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC), 33 países representados.

Uno de los presidentes más conservadores, el mexicano Felipe Calderón, titular pro témpore del Grupo de Río aseveró: “nos encaminamos a formar una organización o una unión que ya no sólo se reúna en un esquema de cumbres, sino que nos organicemos con nuestras propias reglas, una unidad real formal sobre bases sociales, políticas y económicas”. En otras palabras, precisó enseguida, una OEA sin Estados Unidos, ni Canadá. Pero estos caminos incluyen a Cuba, junto al reclamo a EEUU de levantar el bloqueo.

El propio Calderón anunció, también, que los países de la región se reunirían en Chile para acordar una postura regional ante el G-20 de Londres, en abril, del que participarán Brasil, México y Argentina.

En el mismo evento, Hugo Chávez expuso que: “Somos 33 países al sur del Río Bravo, 20 millones de kilómetros cuadrados, 550 millones de habitantes, con un PBI de 3,5 millones de millones de dólares, 459.774 millones de dólares de reservas en el 2007, según la Cepal. Tenemos posibilidades de diseñar soluciones para enfrentar la crisis”. Y planteó destinar al menos un uno por ciento de esas reservas a un fondo común para compensar asimetrías regionales e impulsar proyectos de desarrollo.

Primeras conclusiones

Después de los dos siglos de los sueños de unidad latinoamericana, la realidad de la unión concreta en ámbitos institucionales una conciencia histórica de afinidades culturales y geopolíticas e intereses comunes.

En ciertos marcos económicos e institucionales, como Mercosur o Unasur, se da la talla para acometer nuevas políticas de integración de infraestructuras, promoción del comercio intrarregional y convergencias sudamericanas y latinoamericanas de los Estados para pesar más en el concierto internacional, actualmente -por ejemplo- en las deliberacioens y negociaciones del G 20.

Así, las instituciones latinoamericanas y coincidentemente los proyectos de Unasur, revelan –hoy- una participación de los Estados en un nuevo sujeto de cambio, recogiendo aspiraciones de los movimientos sociales y el interés común por lograr desarrollos económicos equilibrados y una distribución progresista de la renta, un dicho desarrollo social.

Aunque era el cometido del FMI la estabilidad del orden financiero internacional, éste no vio venir la crisis mientras se ocupaba de imponer el neoliberalismo a los países en desarrollo. Pero ahora, los efectos de la crisis afectan a los países emergentes y sus voces deben deben hacerse sentir para que la negociación de nuevas regulaciones financieras internacionales no contemplen un mero rescate financiero sin metas fundamentales de desarrollo social.

Dos de los tres países latinoamericanos del G 20 son Brasil y Argentina, de Unasur; el otro es México. Ellos tienen una gran responsabilidad en esta cita.


Notas

¹ Los doce países son: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay, Venezuela. Panamá es país observador.

² Uno de los párrafos dice que los países firmantes « RATIFICAN que tanto la integración como la unión suramericanas se fundan en los principios rectores de: irrestricto respeto a la soberanía, integridad e inviolabilidad territorial de los Estados; autodeterminación de los pueblos; solidaridad; cooperación; paz; democracia; participación ciudadana y pluralismo; derechos humanos universales, indivisibles e interdependientes; reducción de las asimetrías y armonía con la naturaleza para un desarrollo sostenible; »

³ Artículo 2 – Objetivo - La Unión de Naciones Suramericanas tiene como objetivo construir, de manera participativa y consensuada, un espacio de integración y unión en lo cultural, social, económico y político entre sus pueblos, otorgando prioridad al diálogo político, las políticas sociales, la educación, la energía, la infraestructura, el financiamiento y el medio ambiente, entre otros, con miras a eliminar la desigualdad socioeconómica, lograr la inclusión social y la participación ciudadana, fortalecer la democracia y reducir las asimetrías en el marco del fortalecimiento de la soberanía e independencia de los Estados.
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